La batalla de Verdún (1916) fue la más larga y una de las más sangrientas libradas por el ejército alemán y el francés durante la Primera Guerra Mundial. La ofensiva inicial del ejército alemán obligó a replegarse a los franceses que se atrincheraron y defendieron heroicamente el sitio de Verdún. Uno de estos héroes fue Satán.
Una de las posiciones estratégicas estaba siendo masacrada por lo alemanes, a sus defensores apenas les quedaba munición, poco o nada podían hacer ante el continuo bombardeo de la artillería. Eran momentos en los que hasta los ateos se encomendaban a Dios y, de repente, una silueta negra atravesaba las líneas enemigas hacia su posición. Los francotiradores alemanes comenzaron sus apuestas para ver quién derribaba a aquella siniestra aparición. Uno de ellos hizo blanco en una pata y cayó. Pero, para sorpresa de todos, se volvió a levantar, y cojeando siguió corriendo hasta llegar a las trinqueras de los sitiados. Aquella extraña silueta era Satán, un perro cruza de galgo y collie adiestrado por el ejército francés como mensajero, con una máscara de gas, un mensaje al cuello y unas alforjas.
El mensaje decía: ¡Por el amor de Dios, aguantad! Mañana enviaremos refuerzos.
En las alforjas que portaba Satán había dos palomas. Anotaron los coordenadas de la artillería alemana y enviaron el mismo mensaje con los palomas. Una de ellas fue abatida pero la otra llegó a su destino. Con la información suministrada la artillería francesa consiguió silenciar a la alemana y liberar a sus compatriotas.
Satán les salvó la vida.
Fuente : www.historiasdelahistoria.com
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