Los Who en acción, energía desenfrenada |
La voz precisa de Roger Daltrey - Eddie Vedder declaró sobre él a la revista Rolling Stone: "no sabes lo bueno que es, hasta que intentas imitarlo" -, la laboriosa batería de Keith Moon, el virtuosismo de John Entwistle en el bajo, y la guitarra de Pete Townshend capaz de pasar en un instante de la crudeza garagera al más alto lirismo, conformaron una de las bandas más potentes del rock británico: The Who.
La banda solía ser destacada por sus conciertos, en gran parte gracias a la energía de sus shows, la personalidad de cada una de sus miembros, los "remolinos" de Townshend y al hecho de que, salvo Entwistle, los miembros solían destruir sus instrumentos al final de los shows. "Live At Leeds" es su álbum en vivo más reconocido por ser el primero y porque fue grabado en 1970, luego de que Tommy - primer ópera-rock de la historia - les consiguiera una mayor audiencia. La banda también participó en el Festival de la Isla de Wight de 1970 y en el de Woodstock.
Pero la energía y el frenetismo de la banda los llevó a transitar varias veces los caminos del descontrol.
Pero la energía y el frenetismo de la banda los llevó a transitar varias veces los caminos del descontrol.
En ocasión de su presentación en el Monterrey Pop Festival en 1967, Keith Moon cargó su bombo con explosivos que detonó al final de la presentación. La explosión causó que el pelo de Townshend comenzara a incendiarse, contribuyó a que el guitarrista padeciera de sordera parcial y que uno de los platillos de Moon lo cortara en el brazo.
Durante ese mismo verano, salieron de gira como teloneros de Herman's Hermits. En ese período se produjo un famoso incidente en el Holiday Inn de Flint, Míchigan, durante el cumpleaños de Keith Moon, lo que consolidó su reputación autodestructiva. Moon detonó un cartucho de dinamita en el baño y posteriormente, se arrojó arriba de un Cadillac a la piscina del hotel. Si bien, el administrador toleraba los actos desenfrenados de la banda, siempre y cuando se le pagasen los daños, tras este incidente, The Who fue prohibido en todos los hoteles Holiday Inn de por vida, así como también a Flint.
Durante su presentación en el Festival de Woodstock, el líder yippie Abbie Hoffman interrumpió el concierto para dar un discurso de protesta en contra del encarcelamiento de John Sinclair, que había sido condenado a 10 años de cárcel por traficar marihuana con dos policías encubiertos. Townshend, molesto con la interrupción, golpeó a Hoffman con su guitarra exclamando «¡Lárgate! ¡Lárgate de mi jodido escenario!»
Las disputas internas siempre estuvieron a la orden del día, Roger Daltrey y Pete Thownshend en más de una oportunidad discutieron fuertemente, ya que no era nada fácil seguir el torrente creativo y los proyectos ambiciosos del atormentado Thownshend, pero nunca lo hicieron como durante un ensayo en el que Pete sumamente alcoholizado no lograba dominar su guitarra, montó en cólera e intentó descargar su impotencia contra Roger, quien sorprendido, sólo atinó a defenderse aplicándole un golpe de puño que envió al guitarrista al suelo dejándolo inconsciente por un largo rato.
La excentricidad y los excesos de Keith Moon afectaron el trabajo de la banda. Con el tiempo la situación se hizo insostenible, en un show en San Francisco durante la gira de presentación de su album Quadrophenia, Keith Moon, visiblemente alcoholizado, se desmayó en el escenario, la reacción de un Pete Thownsend hastiado por los desvandes de su baterista fue de lo más elocuente, se dirigió al público y dijo: «Tenemos un problema, alguien de ustedes sabe tocar la batería?»
Por lo demás, en 1978 Keith Moon falleció mientras dormía, como consecuencia de una sobredosis de pastillas que se le habían recetado para controlar su alcoholismo, y en 1999, John Entwistle fue encontrado muerto en su habitación del Hard Rock Hotel de Las Vegas, Nevada, debido a un ataque al corazón en el que el abuso de cocaína jugó un factor importante.
Nada de esto opaca la trascendencia que The Who tuvo en la historia del rock y del rhythm and blues. Dicen los que saben que es difícil entender cómo sólo tres instrumentos en escena pudieran lograr semejante sonido. La respuesta estaba en el virtuosismo de cada uno de ellos.
Por Gabriel Real | La Sodera 2012
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