Los bombardeos y el sitio al que fue sometida la zona republicana durante la Guerra Civil Española, obligó a las autoridades a evacuar a los niños. Primero a lugares alejados del frente y posteriormente a otros países solidarios con la República como Francia, Inglaterra, Bélgica y México, y aliados como la URSS.
La URSS, en una mezcla de solidaridad y propaganda, fue el destino de unos cinco mil niños. A su llegada, el Estado se hizo cargo de ellos: se ocupó de su enseñanza, incluso con profesores en español, de su educación y de su alimentación.
Pero las cosas iban a cambiar; el “pacto de no agresión” (25 de agosto de 1939) firmado por URSS y Alemania, países que apoyaban a los republicanos y nacionales respectivamente, cambiaría la vida de aquellos niños. Su educación dejó de ser una prioridad y comenzaron a ser utilizados en diversas actividades sobre todo agrícolas. La mala alimentación, la escasez de medicinas y los trabajos físicos comenzaron a hacer mella en su salud. Las enfermedades, como la tuberculosis o el tifus, los diezmaban.
La cosa empeoró en 1941 cuando Hitler invade la URSS. Salieron de una guerra civil y se ven involucrados en guerra mundial. El Estado abandonó a los niños, muchos ya adolescentes, a su suerte: alistados en el ejército Rojo de Stalin para poder comer (muchos de ellos murieron en el frente), convertidos en raterillos terminarían en la cárcel o en campos de trabajo (Gulag), y niñas que se prostituían. Desesperados, incluso preferían regresar a la España de Franco.
El sistema soviético y las fuerzas vivas del Partido Comunista de España no permitieron su salida. De acuerdo a las palabras de Jesús Hernández (dirigente del PCE y exiliado en la URSS) dijeron: “No podemos devolverlos a sus padres convertidos en golfos y en prostitutas, ni permitir que salgan de aquí como furibundos antisoviéticos”.
Terminada la contienda, en 1939, los niños del resto de los países habían comenzado a regresar, excepto los de México y la URSS (que no mantenían relaciones con el Régimen de Franco). En los años 50, tras la muerte de Stalin, Franco también quiere sacar partido de los niños evacuados hace veinte años a la URSS. A través de la Falange, comienza una campaña para conseguir la repatriación de los niños/hombres que quisieran regresar; aparecería como “el salvador de los niños perdidos”. En el año 1957 llegó el primer gran grupo a Castellón, en el buque Crimea regresaban 412 españoles. En total regresarían la mitad de los cinco mil. El resto habían muerto o prefirieron quedarse en la URSS.
Unos y otros quisieron sacar rédito político y propagandístico de los niños.
A partir de los años 90 se comenzaron a reconocer sus derechos: recuperar la nacionalidad, pensiones, prestaciones económicas, cobertura sanitaria…
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