ROCK


En tiempos de la esclavitud en los Estados Unidos las comunidades negras desarrollaron un potencial musical en el que predominaban los cánticos religiosos y ritmos propios que marcaban los días de trabajo en las diversas plantaciones que habitaban en aquel entonces. A nivel musical la influencia de los ritmos y sonidos africanos se hacían presentes generando en un estilo propio y diverso que luego se materializó en el blues, el cual se convertiría en el ingrediente musical que más tarde revolucionaría la música a nivel mundial. Por otro lado también la influencia de los músicos blancos a través del género musical denominado country y la aparición de la guitarra eléctrica daría nacimiento a lo que se llamó rhythm and blues, padre del rock and roll. Uno de sus precursores fue Muddy Waters en 1949.

El término rock and roll empezó a utilizarse para aminorar musicalmente el popular ritmo rhythm and blues, el cual denotaba en demasía las luchas raciales para la época, y aunque en esencia los dos géneros musicales representaban lo mismo, se quiso diferenciar uno del otro para dar paso a los cantantes blancos y a la música que no mencione el conflicto racial.

Sus inicios combinan elementos del blues, del boogie woogie, y del jazz, con influencias de la música folclórica Apalache, (hillbilly), gospel, country y western especializado. Suele acreditarse a Muddy Waters como al músico que "pavimentó" el camino hacia el rock and roll.

Hay quienes datan su origen en 1954, con el trabajo discográfico de Bill Haley y su grupo Bill Haley and the Haley's Comets, especialmente con Crazy man crazy (1954) y su gran éxito Rock Around the Clock (1955), que tanta influencia tendría en John Lennon. Otros consideran como creador a Little Richard o a Elvis Presley y eligen también como fecha del comienzo del rock and roll a 1954, año en el que Presley editó su primer disco. Entre los músicos destacados de la época se pueden citar a Jerry Lee Lewis, Little Richard, Bo Diddley, Fats Domino, Buddy Holly, Eddie Cochran, y Gene Vincent entre otros.

A partir de los años 60 tuvo un importante desarrollo y evolución que se expresó a través de gran cantidad de bandas, de ritmos y de estilos que lo convirtió en un fenómeno cultural y musical que se extendió alrededor del mundo. Consiste en una conjunción rítmica que se cimenta esencialmente sobre la música negra. Su popularización sirvió para que muchos músicos pudiesen expresarse y llegar a difundirse en medios locales y nacionales. Esa es la historia de muchos rockers negros, como el mismo Chuck Berry, quien plasma la realidad social de su entorno en la canción "Johnny B. Goode".

No es sino a partir de los años 1960, cuando decae y deja de ser el ritmo que representaba a los jóvenes rebeldes en los 50, dando paso al género denominado rock o música rock, que marcaría un hito entre la naciente generación joven de los 60.

Sin embargo, de él nacieron distintos subgéneros como el rockabilly, el doo wop o el hard rock, y fenómenos como el de los Teen Idols o las Girl Groups, estos últimos patrocinados principalmente por Phil Spector y de él han derivado géneros como el heavy metal, el garage rock, el punk rock, el rock progresivo o el glam, y entre todos ellos siguen existiendo elementos comunes provenientes del rock n' roll. Así, Lennon definió al Glam, como "rock n' roll con pintalabios", y a algunos artistas de hard rock o heavy metal como Motörhead o AC/DC les agrada definirse como músicos de rock n' roll.


DISCOS RECOMENDADOS

Bob Dylan - Blonde on Blonde (1966)

El primer LP doble de estudio grabao por un intérprete de rock - editado el 16 de mayo de 1966 - trajo, ese sonido delgado mercurialmente salvaje, según palabras del propio Bob en 1978. Después de varios comienzos en falso con su impresionante banda de gira, The Hawks, Dylan remató trece temas de Blonde on Blonde en dos sesiones de tres días, en los estudios Nashville de Columbia.

El ritmo de la grabación reflejaba la velocidad anfetamínica a la que componía Dylan y el vértigo de sus giras en esa época. Pero la presencia de compañeros fiables, entre ellos el organista Al Kooper y Robbie Robertson, combinada con expertos músicos de sesión locales, como el baterista Kenneth Buttrey y el pianista Hargus "Pig" Robbins, creó una magnificiencia casi contradictoria: una tensión que rodea el lenguaje metálico de Dylan y su incisiva manera de cantar piezas surrealistas del estilo de "Rainy Day Women #12 and 35" Y "Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again".

En medio de semejante frenesí, Dylan entregó algunas de sus canciones más claras y brillantes de consuelo y deseo: la joyita "Sad Eyed Lady of the Lowlands", grabada en una sola toma, y "I Want You", título que Dylan estuvo a punto de tomar para el disco.


The Rolling Stones - Exile On Main Street (1972)

Los Rolling Stones encumbrados en lo más alto y atravesando por una de sus etapas de mayor creatividad publican este magistral trabajo, jubilosa amalgama de rock, country (profundizando en este estilo gracias a la amistad de Keith Richards con Gram Parsons), blues y gospel con descarnada producción de Jimmy Miller.

Como suele pasar con muchos discos trascendentes se puede aborrecer en la primera escucha y seguro que se aman al límite en sucesivas escuchas, convirtiéndose en uno de los favoritos del grupo y en uno de los más influyentes de su carrera.

Vibrantes, densas y desaseadas piezas de rock’n’roll enraizadas en los sonidos tradicionales americanos como la soberbia "Rocks Off", "Rip This Joint", el single "Tumbling Dice", "Sweet Virginia" (memorable armónica de Jagger y colaboración no acreditada del mismísimo Gram Parsons), la acústica "Sweet Black Angel" (con el productor Jimmy Miller a la percusión), una retozona pieza cantada por Keith Richards llamada "Happy", la extraordinaria balada "Let It Loose" (con notable acompañamiento vocal), "Ventilator Blues", "All Down The Line", el poso blues de "Stop Breaking Down" o la espléndida "Shine a Light", dejan constancia de la gran versatilidad y estatura como compositores y músicos de los Rolling Stones, destacando los memorables duelos guitarreros entre Keith Richards y Mick Taylor.

El quinteto se encuentra acompañado por nombres esenciales en sus formas sonoras como sus habituales Ian Stewart, Nicky Hopkins, Bobby Keyes, Billy Preston o Jim Price, quienes en jubilosa sinergia con los protagonistas principales crean una imperecedera e imprescindible obra maestra, una de las cimas de la historia del rock.


The Beatles - Abbey Road (1969)

"Fue un disco muy alegre". Así describió esta obra el productor George Martin. Y agregó: "Supongo que fue alegre porque todos pensaba que iba a ser el último". De hecho, Abbey Road - que se grabó en dos meses durante el verano de 1969 - casi no vio la luz. En enero de ese año los Beatles habían estado al borde de la separación: quedaron exhaustos y peleados después de las sesiones de lo que deber´â haber sido el LP Get Back, que fue abortado y luego rescatado como Let It Be. 

De todas maneras, decididos a salir del mundo con la misma gloria con la que habían entrado, volvieron a darse cita en los estudios Abbey Road de EMI para hacer su disco más logrado: un conjunto de canciones excepcionales, registradas con una meticulosidad extrema y después ligadas (sobre todo en el lado dos) con un espíritu conceptual. No había más uniad temática que el genio irrepetible de los Beatles. John Lennon pasaba del metal tempestuoso de "I Want You (She’s So Heavy)" al exquisito paisaje coral de "Because". Paul McCartney se mostró atrevido ("Oh! Darling"), bob ("Maxwell’s Silver Hammer") y encantadoramente ácido ("You Never Give Me Your Money"). George Harrison reveló su mérito oculto como compositor con "Something" y con la perlita folk-pop "Here Comes the Sun", escrita en el jardín de su amigo Eric Clapton después de una serie de reuniones de negocios insoportables. 

Además en este disco Lennon, McCartney y Harrison supuestamente cantaron más armonías a tres voces que en ningún otro trabajo. El 20 de agosto, cuando se terminó "I Want You (She’s So Heavy", fue la última oportunidad que compartieron el estudio que hicieron famoso. 


The Jimi Hendrix Experience - Electric Ladyland (1968)

Impresionante bacanal de sonidos blues y rock de narcótica base psicodélica. En este doble álbum la experimentación de Hendrix alcanzó su punto más pronunciado y ambicioso en su instrumentación. Contó en la grabación con la colaboración de gente tan prestigiosa como el teclista Al Kooper, el batería Buddy Miles, el órgano de Steve Winwood, el bajo de Jack Casady, el saxo de Fred Smith (sensacional en "Rainy Day, Dream Away") o la flauta de Chris Wood. Casi nada.

A pesar de que el cimiento principal del mundo psicodélico de Jimi Hendrix es el blues y el rock, es tan rica su expresión musical que en muchos temas hallamos trazos soul ("Have You Ever Been (To Electric Ladyland)" o "Crosstown Traffic"), jazz ("Rainy Day, Dream Away") y pop ("Little Miss Strange").

Esta opulencia en texturas brilla en temas de orgía guitarrera como las citadas "Have You Ever Been (To Electric Ladyland)", "Crosstown Traffic", "Rainy Day, Dream Away", "Little Miss Strange" (escrita por Noel Redding) o "Long Hot Summer Night", "Gypsy Eyes", "Burning Of The Midnight Lamp", "Still Raining, Still Dreaming" o "Voodoo Child (Slight Return)".

Las extensas y soberbias jams "Voodoo Chile" y "1983" son un monumento al proceder guitarrero de Hendrix y su interacción con los demás elementos auditivos, en especial en "Voodoo Chile", en donde sus seis cuerdas son escoltadas por un excepcional trabajo de teclado de Winwood y de bajo de Casady. La hermosa "1983... (A Merman I Should Turn to Be)" por su parte, contiene una de sus más inspiradas letras.

Complementando las piezas originales del disco encontramos dos estupendas versiones, con "Come On (Let The Good Gimes Roll)" rinde pleitesía al blues de Nueva Orleans al adaptar a Earl King, y gracias al socorrido Bob Dylan, Hendrix y su superior versión de "All Along The Watchtower" demuestra la grandeza de su justamente aclamada guitarra.


Cream - Disraeli Gears (1967)

El segundo Lp de Cream "Disraeli Gears" ofrece una deslumbrante pujanza sónica en su combinación de blues, rock y psicodelia, donde nunca se descuida la melodía en un portentoso trabajo instrumental y una hipnótica atmósfera ácida desarrollada en temas clásicos del grupo como "Strange Brew", canción con una hechicera factura vocal de Clapton, "Sunshine of your love", pieza de trascendente riff y magistral combinación de voces solistas o "Tales of brave Ulysses", corte épico de lograda imaginería.

Las fascinantes travesías lisérgicas provienen principalmente de la escritura de Jack Bruce con "Dance in the night away", "World of pain" o "We're going wrong". 

El apego a las raíces blues, siempre presente en su combinación entre rock y psicodelia, es más palpable en otros importantes cortes del album como "Swlabr", "Outside woman blues" o "Take it back", en los que Clapton se asienta como la fuerza principal de la banda.


Led Zeppelin - Led Zeppelin (1969)

Primer disco de Led Zeppelin, banda liderada por Jimmy Page y Robert Plant que, derivada de los Yardbirds, cimentó el sonido hard rock y asentó junto a Black Sabbath las bases del heavy metal.

En este LP debut confluyen sus constantes musicales con potentes riffs, una poderosa sección rítmica y una impetuosa vocalidad con tendencia al falsete. Su compacto sonido deriva del encuentro entre el clásico rock'n'roll, el blues rock (su principal fuente de inspiración al que enfatizan en todas sus claves), la psicodelia y el folk tipicamente británico con influencias de gente como Jimi Hendrix, Jeff Beck, Rolling Stones, Fairport Convention, Cream, Howlin' Wolf o Willie Dixon. 

"Led Zeppelin" contiene momentos clásicos de la banda como la admirable balada acústica de trazos folk "Babe I'm Gonna Leave You", una de las piezas más bellas ejecutadas por el grupo británico que rescataron del catálogo de la cantante folk Anne Bredon.

Su faceta acústica se muestra de nuevo en "Black Mountain Side", mientras que el frenesí de la electricidad nos ofrece sobresalientes muestras de su energía en la fiera "Communication Breakdown" o la pegadiza "Good Times Bad Times".

La excelente versión del tema de Dixon "You Shook Me" es una rendición al blues de Chicago, perceptible en otras notables canciones como "How Many More Times" o "I Can't Quit You", otra adaptación del gran bluesman.

El compendio del clima musical creado por Led Zeppelin se encuentra en dos de los temas más destacados del álbum, el hard rock con elementos psicodélicos de "Dazed And Confused" y la infravalorada "Your Time Is Gonna Come", elegante pieza pop-rock con un excelente trabajo en los teclados de John Paul Jones y un contagioso estribillo.


Big Brother & The Holding Company - Cheap Thrills (1968)

Definió Janis Joplin: "Somos un grupo desaliñado de freaks de la calle". Pero estos rockers drogones de San Francisco fueron el grupo más afín que Janis tuvo en su vida, sobre todo cuando la acompañan con su barullo salvaje.

Difícil presentar objeciones a las impecables revisiones de “Summertime”, “Piece of My Heart” y “Ball and Chain”. La primera, con su riff que congela la sangre; la segunda, el más trascendente éxito en la carrera de Janis, con su épico estribillo y la fuerza en las voces; y la última, el mejor escenario para el lucimiento de la voz que convocó la atención de toda una generación.


The Doors - L. A. Woman (1971)

El presente disco de los Doors es su gran obra maestra, al oir este Lp se oye una auténtica banda de blues-rock, el sueño de su cantante y lider Jim Morrison.
Entre las distintas canciones del disco destacan la ritmica "The Changeling", las blueseras "Been down so long", "Cars hiss by my window" y "Crawling king snake", esta última es una version del clasico de John Lee Hooker.

A mayor altura rayan la canción homónima del disco, "L.A. woman", tema versionada por diferentes artistas como Billy Idol y "Riders on the storm", unas joyas en la discografía de los Doors. 

Por último reseñar la cancion "Hyancinth house", un tema perfectamente ejecutado por Jim Morrison, donde se puede apreciar su voz deteriorada, pero aun así impresionantemente aguardentosa como la de los grandes bluesman.

Morrison murió poco después.


Derek & The Dominos - Layla and other assorted love songs (1970)

Obra maestra de un grupo poco afortunado, pese a la enorme calidad de sus temas y sus componentes. Inicialmente formado por Eric Clapton, Bobby Whitlock, Jim Gordon, Carl Radle y Duane Allman. Disco completo en todos los sentidos dirigido por dos virtuosos de la Stratocaster, como Clapton y Allman, que habiendo ya colaborado junto a Delaney and Bonnie, al igual que Bobby Whitlock, se recrean entre blues y baladas, duos y guiños a la inteligencia musical.

Cabalgando ambos sobre una base rítmica precisa y contundente, describen infinitas variaciones sobre un mismo tema: blues inagotable, hasta llegar a la magistral pieza que da nombre al álbum, "Layla", estandarte musical de Clapton, que lleva al grupo al punto culminante. 
A destacar la versión del famoso "Little Wing" de Hendrix, que si bien no llega a la imposible potencia guitarrística de éste, se ve superada por el dúo de voces Clapton-Whitlock, cuya conjunción y complicidad hacen innecesaria cualquier otra pincelada armónica, grabando emoción con las voces apuradas hasta el falsete. 

"I looked away" inicia el disco como anticipo de lo que será el Clapton de "Slowhand".
Melódico y preciso, en la línea de personajes con los que Clapton ha sido afín (Dave Mason, Harrison, etc).
En la misma tendencia aparecen los cortes "Bell Bottom blues", de inusitada ingenuidad y calidez armónica y "Nobody knows...". 
"Tell the truth" de precioso estribillo coreado, continúa como puente entre el blues más clásico de "Key to the highway" o "Have you ever loved a woman" hasta los impresionantes "Little wing" y "Layla" ya comentados.

Y como punto final de esta obra imprescindible, aparece "Thorn tree in the garden", una despedida acústica de Whitlock, cuyo falsete melancólico parece augurar los difíciles tiempos por lo que pasaran en breve.


The Rolling Stones - Aftermath (1966)

Uno de los mejores y más compactos trabajos de los Rolling Stones, "Aftermath" es además el primer álbum escrito enteramente por el tándem Jagger/Richards (aunque ciertamente lo que hacían era ofrecer la base de los temas y el grupo en conjunto modelaba definitivamente la pieza), lo que denota el gran progreso del dúo en este campo respaldados por la sección rítmica del bajista Bill Wyman y del gran batería Charlie Watts y, sobre todo, por un pletórico Brian Jones que con su innato talento instrumental enriquece y engrandece aún más las composiciones de Mick y Keith.

Jones se luce a lo largo de todo el álbum, ya sea interpretando un dulcimer en la preciosa balada "Lady Jane", unas marimbas en "Under My Thumb" y en la formidable "Out Of Time", una guitarra de doce cuerdas simulando un sitar en "Mother's little helper" (espléndido tema que trata de cómo una apenada madre encuentra consuelo en las anfetaminas), una slide guitar en "Doncha Bother Me" y un fuzz bass en "Flight 505" (con una elegante introducción de piano) y en "Think".

Otros importantes instantes de enorme inspiración son "It's Not Easy", "I Am Waiting", "High And Dry" (con raíces country) o "Take It Or Leave It" (pieza que pone de manifiesto su vena más pop), cortes maestros para un disco sin fisuras y absolutamente redondo en el que participó el ubicuo Jack Nitzsche.


The Allman Brothers Band - The Allman Brothers Band (1969)

Obra maestra de esta esencial formación americana. Esto es básicamente blues-rock con ligeros coqueteos progresivos de base jazzística (encontrados con mayor abundancia en posteriores discos de la banda de Macon) y dosis de energía transmitidas magistralmente por unos músicos de primer orden que ofrecen para deleite del buen aficionado una interacción instrumental espectacular.

Ya desde la primera audición somos testigos de la vehemente interpretación vocal de Gregg Allman aparte de su sabiduría como teclista y compositor (es el autor de todos los temas propios del álbum), de los arrebatadores duelos guitarreros entre Duane Allman y Dickey Betts y también de la gran labor de Jaimoe Johnson y Butch Trucks como bateristas y percusionistas.

El álbum se abre con el instrumental "Don't Want You No More", una gran versión de Spencer Davis Group en su etapa post-Winwood, pero los puntos álgidos dentro de un conjunto sin taras son la adaptación del tema de Muddy Waters "Trouble No More", la gloriosa composición de Gregg "Black Hearted Woman" y el insuperable final con el clásico "Whipping Post".


The Who - Who’s Next (1971)

El disco, que estaba proyectado en principio como una ópera-rock denominada "Lifehouse", muestra la capacidad imaginativa de Pete Townshend en la construcción de piezas de rock clásico con un espléndido y novedoso empleo de sintetizadores que acentúan la fortaleza instrumental de la banda en uno de sus momentos más álgidos.

Desde el himno "Baba O'Riley", pieza dedicada al mentor espiritual de Pete Townshend que expone a la perfección el esquema musical de los Who en este álbum, con ese hipnótico sintetizador horadando una canción concluida por el violín de Dave Arbus, hasta el orgiástico final de "Won't Get Fooled Again", canción de incisivo comentario político, el LP es un tratado magistral de inmortal rock con variada expresión emocional y arrebatador sonido.

En medio de estos dos cortes hallamos clásicos temas de aguerrida textura como "Bargain", calmadas piezas de sensible ejecución como "Song Is Over" y "Getting In Tune" (ambas con el piano del omnipresente músico de sesión Nicky Hopkins), poderío acústico en "Love Ain't For Keeping" o "Goin' Mobile", la bellísima y triste balada "Behind blue eyes", pieza con guitarra acústica y armonías vocales que alcanza un acerado clímax eléctrico antes de templar de nuevo su tempo y retomar los sonidos iniciales, o la gloriosa composición del bajista Entwistle "My Wife", todo un miramiento sarcástico a las infidelidades matrimoniales.


AC/DC - Let There Be Rock (1977)

Esta fue (sin contar sus vinilos australianos) la tercera entrega discográfica, tras “High Voltage” y “Dirty Deeps Done Dirt Cheap”, del vigoroso hard rock de base blues y boogie-rock entregado por la banda de los hermanos Young con Bon Scott al frente como vocalista, quien vuelve a aposentar la lírica, con sentido del humor, en cuitas de materia sexual con evocaciones y actitudes de auténtico rock’n’roll.

Intensifican los textos las potentes guitarras de Angus y Malcolm y la membruda sección de Mark Evans y Phil Rudd, todo ello bajo supervisión del ex miembro de los Easybeats, el productor y hermano de Angus y Malcolm, George Young, y de otro componente de los Easybeats, Harry Vanda.

El enérgico “Let There Be Rock”, con voces belicosas, riffs incisivos, solos memorables y ritmos rocosos, se inicia con “Go Down”, pieza en la que Scott, con su expresiva vocalidad, no para de beber whisky porque se le ha ido Ruby, quien, según él, se la chupa como nadie. Después también echa de menos a la “lubricante” Mary.

En el medio tiempo “Dog Eat Dog”, con percusión de tipo tribal, básico pero penetrante riff guitarrero y gran solo de Angus, se pone de manifiesto la agresiva competencia urbana, mientras que en el título homónimo, una de las cumbres del LP que celebra la gestación del rock’n’roll, aceleran el tempo con un sensacional trabajo en el bajo de Evans. Las centelleantes guitarras de los Young resultan antológicas en esta enardecida pieza hard rock (siempre con basamento bluesy), una de las mejores de AC/DC.

El brioso pulso rítmico de “Let There Be Rock” permanece en “Bad Boy Boogie”, fenomenal tema que remacha el aspecto rebelde y contestatario de Bon Scott. (“They said stop, I said go, They said fast, I say slow, They said yes, I said no...), como así lo hace “Problem Child”, pegadiza, iterativa y potente canción. Uno de los momentos más gozosos del álbum.

La extensa “Overdose” contiene las clásicas guitarras AC/DC, con un riff fenomenal en un desarrollo hard-blues-rock y un texto en el cual Bon afirma el cuelgue por una mujer. Tiene sobredosis pero le encanta. Lo pasa de pinga con ella.

En “Hell Ain’t a Bad Place to Be” de nuevo con comunión entre perfecta ejecución vocal, adecuada al tono del tema, y una instrumentación llena de arrojo rockero, se aborda un asunto referente a las ansias de entrepierna, al igual que en el cierre del disco con uno de los grandes clásicos de la banda, “Whole Lotta Rosie”, llena de furioso ritmo y orgiástica ejecución instrumental, de fácil traslación para los amantes de los altos decibelios. Esta música hay que gozarla siempre a buen volumen: ¡¡¡Gotta whole lotta woman, whote lotta woman, I gotta whole lotta Rosie…!!!.


The Beatles - Revolver (1966)

Uno de los trabajos definitivos en la historia de la música moderna.

En su anterior disco "Rubber Soul" (1965) los Beatles ya habían demostrado una notable madurez como compositores pero es en "Revolver" cuando su capacidad como autores se elevó a una categoría excepcional.

Los recursos de experimentación tanto en su instrumentación como en sus letras (tras ser influenciados por la escritura dylaniana) les alejaban de sus colegas de la primera Invasión Británica introduciéndoles en mundos más complejos que influenciaron de forma clave tanto a sus contemporáneos como a futuros compositores del género.

Piezas psicodélicas con empleo innovador de loops, maravillosas baladas con inmejorables melodías, cortes power pop, música hindú, secciones de cuerda, pop con raíz ragtime, poderosos pasajes de metal, efectos sonoros y cuentos infantiles de imaginería colorista son algunas de las travesías sonoras de un álbum esencial,un hito de un grupo nunca acomodado en sus ofertas musicales. 

La imaginativa portada (sin el nombre de la banda impreso) está diseñada por Klaus Voorman.


Creedence Clearwater Revival - Green River (1969)

Tercer disco del grupo rock Creedence Clearwater Revival compuesto por ocho grandes temas propios a ritmo de rock pantanoso con rasgos blues y country.

Tono nostálgico con "Green River", un tema de inconfundible riff fogertyano, misterioso en "Tombstone Shadow", apocalíptico en "Bad Moon Rising" y amenazador en la espectacular "Sinister Purpose", canciones halladas en un LP sin altibajos que presenta una de las grandes joyas del repertorio del grupo, "Lodi", una pieza rock con trazos country que trata un destino de carácter fatalista. 

La habilidad compositiva de John Fogerty, su acritud en la forma de cantar y su poco valorada ejecución guitarrera en uno de sus puntos más álgidos.

El disco finaliza con una versión del tema interpretado por Ray Charles "Night Time Is The Right Time".


Neil Young - Everybody Knows This is Nowhere (1969)

En este segundo LP en solitario colaboró por primera vez con los ex Rockets, rebautizados como Crazy Horse, una banda que aportó a la música de Neil energía y una inusitada crudeza, característica en sus discos más rockeros.

Lo increíble de este trabajo es la comunión entre fuerza y sensibilidad que alcanza el maestro en temas de tembloroso rock con ocasionales trazos country. Las canciones suelen ser de larga duración con tendencia a la improvisación, pero se hacen cortas gracias a la soberbia conjunción y diálogo entre los diferentes instrumentos, que agrietados van tejiendo unos brillantes ejercicios de absorbente atmósfera.

"Cinnamon Girl" y "Down by the river" son sublimes, pero la guitarra de Young toca el cielo como nunca en el tema que cierra la obra, "Cowgirl in the Sand".


The Kinks - Something Else by The Kinks (1967)

En 1967, mientras la mayoría de los grupos de su contexto estaban inmersos en la explosión psicodélica, los Kinks (concretamente el inefable Ray Davies) seguían escribiendo canciones según le marcaban las pautas de su inspiración sin reparar en modas ni poses de ninguna clase.

De esta forma, ese mismo año el grupo se encerró en el estudio de grabación con el productor Shel Talmy para registrar las excelentes trece canciones que integran "Something Else by The Kinks", entre ellas, una de las más brillantes y celebradas de toda su carrera, "Waterloo Sunset".

Además de este relajante viaje por el atardecer de Waterloo, los Kinks nos regalan piezas que tanto se encuentran dotadas de la usual ironía de su autor en punzantes comentarios sociales como de un romanticismo expuesto en tono melancólico.

Dentro del primer bloque se englobarían "David Watts", "Harry Rag", el barroquismo de "Two Sisters" (que cuenta con sarcasmo la curiosa historia de dos hermanas que corren distinta suerte) o "Situation Vacant", una pieza sobre un matrimonio fracasado tras la intromisión de una ambiciosa suegra en la que se incluyen primorosos sonidos de pianos y órgano Hammond.

En el segundo incluiríamos los ritmos de bossanova de la fenomenal "No Return", la sentimental y divertida "Afternoon Tea" o la añoranza de un amor veraniego en "End Of The Season". Destacable es también la celebración del astro rey en el tema de influjo lisérgico "Lazy Old Sun".

Dave Davies, aunque en mucha menor medida que Ray, comienza a desarrollar su faceta compositiva colaborando con su hermano en "Death of a Clown" y escribiendo en solitario dos temas de fácil escucha, como "Funny Face" y la magnífica "Love Me Till The Sun Shines".


Crosby, Stills and Nash - Crosby, Stills and Nash (1969)

"He visto a Crosby, Stills and Nash tocando como bestias", dijo Jimi Hendix, y sabía de qué hablaba.

El hippiesmo de la época de Woodstock es palpable en este clásico álbum soft rock y folk rock con algún trazo psicodélico y textos de amor, paz, libertad y crítica sociopolítica en temas ensalzados por las armonías vocales de sus componentes: Stephen Stills (ex Buffalo Springfield), David Crosby (ex Byrds) y Graham Nash (ex Hollies).

El LP incluye canciones serenas de instrumentación acústica que tanto evocan a Judy Collins como rememoran el asesinato de Robert Kennedy, manifiestan protestas contra la guerra del Vietnam o retratan viñetas amorosas en hermosas melodías como "Suite: Judy Blue Eyes", "Guinnevere", "Wooden Ships", "Helplessly Hoping" y "Long Time Gone". 


The Byrds - Mr. Tambourine Man (1965)

Primer álbum de una de las mejores bandas de la historia. Fusionando con visión propia elementos del beat británico, fundamentalmente los Beatles, y su pasión por el folk de Bob Dylan (especialmente Robert (Jim) McGuinn), los Byrds lograron establecerse como uno de los grupos más influyentes de todos los tiempos y el nombre esencial de la música americana por su contribución a multitud de formas sonoras (jangle pop, folk, country, psicodelia, rock, folk-rock, country-rock, country-pop, bluegrass, power-pop...).

En este disco debut ofrecían muchas versiones pero impregnadas con su característico estilo que las hacía propias: el omnipresente repique guitarrero con el particular sonido de la Rickenbacker de 12 cuerdas propiedad de McGuinn y el estupendo sentido de la armonía vocal del grupo herencia Beatles.

La versión de "Mr. Tambourine Man" (número 1) dejó con la boca abierta al propio Zimmerman y éste terminó adoptando la electricidad ante el descontento de sus seguidores más folk.

Otros temas de Dylan que los Byrds incluyen en el disco como "Spanish Harlem Incident", "All I Really Want To Do" o "Chimes Of Freedom" volvían a dar una vuelta de tuerca a las magníficas composiciones del genio de Minnesota. 

Más versiones incluidas en este esencial álbum fueron "The Bells Of Rhymney" de Pete Seeger, con un espléndido trabajo de guitarra de McGuinn que influenció a George Harrison para componer "If I Needed Someone", y "Don't Doubt Yourself, Babe", un tema de la compositora Jackie DeShannon, quien había afirmado tras escuchar el single de adelanto, "Mr. Tambourine Man", que los Byrds tenía mucho talento (no se equivocaba) y serían verdaderamente grandes. Los californianos le dedicaron en agradecimiento por sus halagos la grabación de este título en su primer trabajo en formato LP. Por último, ofrecían una versión del clásico "We'll Meet Again".

Las composiciones propias de los Byrds por ese momento estaban dominadas por el espléndido talento de Gene Clark, su miembro más dotado para la escritura que otorgaba un punto entre nostálgico y sentimental a unos maravillosos y melódicos temas.

"I'll Feel a Whole Lot Better", la plañidera "You Won't Have To Cry" (compuesta a medias con McGuinn), la melancólica "Here Without You", la romántica "I Knew I'd Want You" y la ritmica "It's No Use" (también con McGuinn), con un solo de guitarra de rasgos psicodélicos, son auténticas delicias de un gran autor que dejó a los Byrds por su miedo a volar.


The Band - The Band (1969)

Después de encandilar a medio mundo con su mítico disco debut, "Music From Big Pink", la banda regresó al estudio para grabar otra soberbia colección de canciones escritas (a veces junto a Richard Manuel o el batería Levon Helm) por el guitarrista Robbie Robertson. Su placentera escucha nos permite disfrutar de su enorme madurez como letristas, compositores e instrumentistas. 

Rock de profundo enraizamiento en la tradición norteamericana con dosis country, folk y blues, todo ello tratado con una sensibilidad y un talento al alcance de muy pocos. 

La larga trayectoria de giras que tenía The Band se siente en la garra con que toca los teclados Garth Hudson y en el experto empuje de Helm. "Alguna vez se dijo que tenía lágrimas en la voz", destacó el baterista con respecto al canturreo de la voz de Richard Manuel. "Tenía una de las voces más ricas y texturadas que escuché en mi vida". 


The Velvet Underground - The Velvet Underground & Nico (1967)

Mítico disco de la no menos legendaria banda neoyorquina Velvet Underground, producto vanguardista (epitomizado por los experimentos de John Cale) de esencia rock que fue realizado en la factoría del artista pop Andy Warhol, productor del álbum (menos en la canción "Sunday Morning", que fue producida por Tom Wilson) y diseñador de la famosa portada bananera. El disco se grabó en el año 1966 pero fue editado en marzo de 1967.

Sin demasiado virtuosismo en la ejecución instrumental y vocal (con un Lou Reed de factura claramente dylaniana) el LP proyecta con brillantez sus aventurados y experimentales sonidos que tanto influenciaron a multitud de futuras corrientes musicales. 

El mundo sexual y narcótico de la Gran Manzana, con desnudas referencias al paroxismo adictivo y el sadomasoquismo son puntos concurrentes en este trabajo que mezcla belleza, estremecimiento, desconcierto, sarcasmo, hedonismo y nihilismo.

Es un disco imprescindible que contiene grandes canciones como la deliciosa gema pop "Sunday Morning", la conmovedora "Heroin", el cántico mantra "All tomorrow's parties", la pegadiza "There she goes again", la hipnótica "Venus in Furs", la arañante "The Black Angel's Death Song"(con una delirante viola de Cale) o las hermosas "Femme Fatale" y "I'll be your mirror", interpretadas por la rubia Nico, cantante de origen alemán impuesta por Warhol al grupo.

El único punto negro de este prominente trabajo es "European son", un espantoso caos valorado incomprensiblemente por amantes del ruido anárquico en un inane ejercicio de onanismo avant-gardé.


Love - Forever Changes (1967)

Este disco es una de las grandes obras maestras de la historia del pop-rock en la que el líder del grupo californiano Love, Arthur Lee, muestra su peculiar y surrealista visión del mundo y del amor con magistrales canciones de trémulas texturas acústicas folk-rock/jangle pop y psicodélicas con tramos de eléctrico acid rock. Las hechizantes melodías pop se subliman por la sensible voz del inestable genio.

El cantante y guitarrista Bryan MacLean escribe dos bellas composiciones ("Alone Again Or" quizá sea la canción más popular del disco) que no desmerecen para nada el conjunto de un trabajo clave en el desarrollo del pop. 

Maravillosamente arreglado y orquestado, se trata de un disco sin desperdicio.


Simon & Garfunkel - Bridge over troubled water (1970)

Tras el estupendo "Bookens" (1968) la pareja Simon & Garfunkel publicó otro imprescindible álbum con este "Bridge Over Troubled Water".

Simplemente por contener esa majestuosa balada que da título al disco ya tendría que ser adquirido por el buen melómano. La pieza es una conmovedora oda a la amistad compuesta por Paul Simon e interpretada vocalmente por Art Garfunkel.

Junto al tema homónimo encontramos clásicos del folk-pop como "The Boxer", melancólica historia de un luchador vital con el reiterado "Lie la lie", o la divertida "Cecilia", con Simon rogándole a la tal Cecilia que regrese con él y deje de ponerle los cuernos. Al final lo consigue.

Su gusto por los sonidos alejados de su entorno anglosajón se encuentran en "El Cóndor Pasa", con una extraordinaria combinación de voces (Garfunkel aparece en el puente) sobre el tema de sonoridad andina compuesto por Daniel Robles en el lejano 1913 y adaptado de manera magistral por Simon. 

Otra joya del disco es "Song For The Asking", una obra maestra por su melodía, su sencillez y su capacidad de emocionar al escuchar la voz y la guitarra acústica del gran Paul Simon.

Las demás canciones (entre las que incluyen una versión del "Bye Bye Love" de los Everly Brothers), aunque no están a la altura de las citadas respecto a su popularidad, no resultan para nada desdeñables. Todo lo contrario, sólo hay que escuchar la sensacional "The Only Living Boy in New York" (una de las joyas y uno de los momentos culminantes del álbum), o "So Long Frank Lloyd Wright" para comprobarlo.


Grateful Dead - American Beauty (1970)

El disco comienza con una pieza bárbara, "Box of Rain", una completa maravilla. Los pequeños arreglos de guitarra a cargo de Jerry Garcia son buenos hasta decir basta, el tempo de la canción, los relevos entre voz solista y la respuesta de los coros y la resolución del final con ese sutil cambio de tonalidad. 

No es la única canción enorme del disco, "Friend of the devil" o "Sugar Magnolia" son grandes dosis de inspiración, a la altura de la frescura de "Operator" o la dulzura de los momentos más country de dos piezas que crecen con las escuchas, "Ripple" y "Candyman". 

"Brokedown palace" es toda una delicia, lo mismo que la pieza final, la grandiosa "Truckin", ese tipo de blues misturado con mil cosas como solo los Grateful Dead fueron capaces de destilar. 

Ellos nunca tocaron mejor en un estudio de grabación.


Moby Grape - Moby Grape (1967)

Qué hermoso alboroto eran los Moby Grape, y qué ruido alucinante hacían en su primera placa, maravilloso fruto del rock de San Francisco en pleno apogeo. Todos cantaron endiabladamente y compusieron grandes canciones.

"8:05", "Omaha", "Sitting by the window", "Lazy me", "Someday" o "Come in the morning", ofrecen sonidos pop, rock, soul, psicodelia, country-rock o blues en ejecuciones desgarradas y eclécticas con fragmentos pausados, bellas melodías y hermosas armonías, todo ello parte integrante de esta maravilla de álbum, obra de una banda de San Francisco compuesta por cinco estupendos compositores, cantantes e instrumentistas.

La inestabilidad emocional de sus integrantes no impidió que la música sea sencillamente conmovedora. Esto es auténtico power pop hippie. 


Otis Redding - Otis Blue (1967)
El tercer album de Redding incluye covers de tres canciones de Sam Cooke -ídolo de Redding-, quien había muerto poco antes de que el disco fuera grabado. Sus estilos no podrían haber sido más diferentes: Cooke es suave y seguro; Redding, crudo y suplicante. Pero las versiones que éste concibió de "Shake" y "A Change Is Gonna Come" muestran cómo el sonido y el mensaje de su soul sureño tomaron su forma de la obra de Sam Cooke.

Redding grabó además un indeleble cover de los Rolling Stones "(I Can’t Get No) Satisfaction".


Jefferson Airplane - Surrealistic Pillow (1967)

Bajo consejo musical y espiritual de Jerry García (Grateful Dead), la ácida banda Jefferson Airplane grabó con este disco uno de sus mejores trabajos y uno de los mejores LPs del denominado sonido San Francisco.

Pop-rock psicodélico y folk-rock con influencias de los Byrds o de Buffalo Springfield son las bases de un excelente segundo álbum marcado por la sobresaliente escritura y las voces de Grace Slick, Marty Balin y Paul Kantner.

El disco contiene extraordinarios temas como el melódico "My Best Friend", escrito por Skip Spence (posterior miembro de Moby Grape), las bellísimas baladas "Today" y "Comin' Back To Me", la rockera "3/5 of a Mile In 10 seconds" y la lisérgica "Plastic Fantastic Lover", obras de un inspirado Balin. 

Los dos grandes e inmortales clásicos de la banda compuestos por la recién llegada Slick, "Somebody To Love" y "White Rabbit" complementan lo más destacado de este psicodélico cóctel de amor, hippiesmo y LSD servido por una fenomenal ejecución a cargo de grandes instrumentistas como los guitarristas Jorma Kaukonen y Kantner o el bajista Jack Cassady.


The Zombies - Odessey & Oracle (1968)

Una de las grandes joyas ocultas (en su día) de la historia de la música moderna y uno de los Lps más exquisitamente bellos jamás compuesto. Los líderes compositores Rod Argent y Chris White ofrecen un muestrario psicodélico-pop y pop barroco extraordinario, con temas que pondrán en más de una ocasión el vello de punta a los amantes de las canciones bien construidas, ejecutadas y arregladas, repletas de juegos de voces, imaginación compositiva, tacto sensible y maestría en las armonías.

Además de su famoso "Time of the season", la música de los Zombies es traspasada al oyente por la susurrante vocalizadad de Colin Blunstone, la influyente base de teclados con raíz jazz de Argent, la viveza de su sección rítmica y la destreza en las seis cuerdas de Paul Atkinson. Hermosas melodías con arreglos exquisitos encontrados en piezas pop como "A rose for Emily", "Care of cell 44", "Beechwood Park" o "Hang up on a dream" hacen de este disco uno de los imprescindibles en tu discoteca particular.

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