En 1946 comenzó a formarse en la tarea sindical y pasó a cobrar relevancia luego de la autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón en 1955, como miembro activo de la llamada Resistencia Peronista. Junto al dirigente Augusto Timoteo Vandor fue ascendiendo dentro de la UOM Unión Obrera Metalúrgica a la que pertenecían y también dentro del movimiento sindical en general, siempre del lado más conciliador del mismo, enfrentándose muchas veces con los bloques más combativos.
Llegó a ser dirigente gremial en la importante fábrica siderúrgica SOMISA (Sociedad Mixta Siderurgia Argentina), en 1960 asumió la Secretaría de Prensa de la Unión Obrero Metalúrgica, y en 1964 fue designado interventor en la seccional San Nicolás, donde luego fue secretario general.
En 1970 fue designado secretario general de la CGT y desde allí fue uno de los impulsores del regreso de Juan Domingo Perón al país. Cuando esto se produce en noviembre de 1972, había una fuerte lluvia y Rucci fue quien sostuvo el paraguas para proteger a Perón cuando descendió del avión en una imagen que fue muy difundida por los medios.
La organización Montoneros había señalado a Rucci como uno de los instigadores de la matanza de Ezeiza, enfrentamiento entre organizaciones armadas irregulares peronistas que tuvo lugar el 20 de junio de 1973 en ocasión del regreso definitivo a la Argentina de Juan Domingo Perón, luego de casi 18 años de exilio, y comenzó a analizar la posibilidad de matar a Rucci.
Fue a la salida de su casa a plena luz del día, 12:11 hs para ser exactos, en plena Av. Avellaneda, a la altura 2953 para ser exactos, en el barrio de Flores. Nadie oyó nada, nada vio nada, pero a Rucci le metieron todos los balazos que quisieron.
Fueron en total 23 los impactos de bala. Montoneros denominaría luego a aquel asesinato "Operativo Traviata", asociándolo con las galletitas Traviata, cuyo aviso comercial versaba: "las de los ventitrés agujeritos".
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