SALVATORE GIULIANO, EL SICILIANO


Salvatore Giuliano amaba a su Sicilia natal, de eso no hay dudas. También se sabe que fue un bandolero, que robó a los que más tenían y repartió parte de sus botines entre los más necesitados. El resto de su vida son un manojo de conjeturas.

Se sabe que fue contrabandista durante la Segunda Guerra Mundial, y que perseguido por la policía se refugió en las montañas de Palermo donde formó una banda con malhechores de la zona. Allí comenzó a codearse con la mafia, la Onorata Societá dirigida por Calogero Vizzini, para quien robaba a los hacendados y de quienes recibía apoyo para su causa fundamental, el independentismo siciliano.

Para ello se crea el Ejército para la Independencia Siciliana (EVIS) donde Salvatore Giuliano desempeña el papel de coronel de coronel, antes ocupado por Antonio Canepa. Su plan era crear un frente común contra el avance incipiente del comunismo en el país, y para ello no reparó en generar alianzas que pudieran favorecerlo. Así fue que recurrió también a los Estados Unidos, llegando a escribir una carta al entonces presidente Harry Truman, solicitándole la anexión de Sicilia a los estados norteamericanos.

El 1 de mayo de 1947 en Portella Della Ginestra, 3000 personas celebraban la festividad del trabajador. Cuando el zapatero de Piana dei Greci, secretario de la sección socialista local, tomó la palabra, desde las montañas circundantes, se oyó el crepitar de las ametralladoras que sesgaron la vida de 34 personas, incluidas mujeres y niños.

La mafia, en confabulación con el Estado y probablemente conectada con la CIA, estuvo detrás de la matanza, que nunca quedó oficialmente clarificada. Pero para las autoridades lo más sencillo fue acusar a la banda de Giuliano que había estado repartiendo pancartas anticomunistas anteriormente, y de quien se conocía que mantenía contacto con la mafia anti-oficialista.

A partir de entonces, la policía intentó detenerlo en gran cantidad de ocasiones. El Gobierno italiano envió 1000 soldados a Sicilia bajo el mando del coronel Hugo Luca para apresarle, pero no tuvo éxito. Giuliano era intocable en su tierra. Para ello contó con el apoyo de los campesinos y los estratos más humildes que lo veían como un Robin Hood siciliano.

La llegada de la Democracia Cristiana supuso el comienzo del ocaso para Giuliano. Los padrinos de la mafia Calogero Vizzini y Vanni Sacco congenian con el nuevo gobierno y dejan de necesitar de sus viejos aliados.
El 5 de julio de 1950 Salvatore es asesinado.

La policía se anotó el tanto pero nadie les creyó. Muchos sospecharon de la familia de Vanni Sacco, que buscaba sellar un nuevo pacto con el Estado.

La realidad es que Salvatore fue asesinado por su primo Gaspare Pisciotta que le disparó temiendo por su vida, al enterarse que Giuliano sabía que lo había delatado.

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