Wolfgang Amadeus Mozart es considerado, no solamente uno de los más grandes compositores de la historia, sino el poseedor de uno de los cerebros más privilegiados de todos los tiempos. Su genio no conoció límites, sólo los que se impuso él mismo a través de su carácter controversial y su temprana muerte.
A la edad de tres años distinguía con facilidad las sucesiones armónicas del clavicordio y tocaba, de oído, gran cantidad de melodías al piano. A los 5 años comenzó su carrera musical, ejecutando un concierto para piano de difícil interpretación, aún para pianistas experimentados. A los 8, ya siendo un prestigioso concertista, compuso su primera sinfonía.
Mozart odiaba el sonido de la faluta y solamente compuso conciertos para flauta por encargo. Según el genio de Salzburgo “Lo único peor que una una flauta son dos flautas”.
Se sabe que padeció el síndrome de Tourette, un trastorno nervioso que causa inquietud y comportamientos compulsivos y obsesivos que se manifiestan por la incapacidad para comportarse adecuadamente en sociedad. Debido a su transtorno Mozart utilizaba, de forma compulsiva, espresiones vulgares e insultos, como demuestran algunas de las cartas y cánones que se conservan.
Como buen masón, para Mozart el número 3 tenía un significado especial e incluyó este número en muchas de sus obras. En La Flauta Mágica, por ejemplo, aparecen 3 acordes mayores en la obertura, tres hadas, tres niños que guían al protagonista, tres instrumentos mágicos, tres pruebas y tres templos.
Escribió nada menos que 621 obras que pasó al papel escrupulosamente, casi sin tachones ni enmiendas. Se calcula que copiar su obra completa dedicando 10 horas al día llevaría 25 años. Algo increíble si tenemos en cuenta que Mozart sólo vivió 35 años. Esto se explica porque antes de pasar la obra al papel la tenía completamente desarrollada en su cabeza lo que le facilitaba la tarea de llevarla al papel y disminuía la cantidad de errores.
A pesar de su genio indiscutido, las penirias económicas sufridas en la última parte de su vida hicieron que recibiera un funeral común y fuese enterrado en una tumba comunitaria simple junto con decenas de cadáveres y sin ninguna anotación al respecto. Es por ello que no haya garantías de que los restos del compositor estén localizados. Se conserva un cráneo que se le atribuye desde 1902 pero no hay aún pruebas definitivas de que sea el suyo.
Los motivos de su muerte son a día de hoy un misterio, existen muchas hipótesis sobre su muerte siendo las más difundidas la fiebre reumática, de la cual se sabe que el músico tuvo varios ataques a lo largo de su vida, y el envenenamiento, debido a la envidia que le despertaba, por parte del compositor Antonio Salieri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario