El retrato de la Marquesa de Santa Cruz, pintada por Goya en 1805, se encuentra hoy en el Museo del Prado, pero su vida ha sido azarosa, al menos durante el siglo pasado.
Todo comenzó cuando fue llevado a Hendaya por Franco para entregárselo a Hitler como obsequio, en la entrevista que mantuvieron.
Esto ocurrió en 1940, pero sin saber muy bien por qué, Franco cambió de opinión en el último momento y no le regaló el cuadro a Hitler. A partir de ese momento el cuadro estuvo “perdido” durante un tiempo hasta que fue recuperado antes de ponerse a subasta.
Pero, ¿por qué eligió Franco este cuadro concretamente para regalárselo al líder nazi? Que fuera de Goya ya podría ser razón suficiente, pero el cuadro tiene un detalle que, según parece, era lo que inclinó la balanza. Si se fijan, en el instrumento musical Goya colocó una esvástica, que aunque todos la asociamos con la Alemania nazi tiene un origen mucho anterior.
Hubiera sido un buen regalo, sin duda, que Hitler o la jerarquía nazi en general habrían añadido a la enorme cantidad de obras de arte que expoliaron en su paso por Europa.
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