Un tipo llamado Nick “the Greek” (Nick el Griego, aunque suena mucho mejor en inglés) jugó una mítica partida de póker, allá por 1951, con Johnny Moss. El griego, cretense para ser exactos, era un jugador profesional de póker y se enfrentó a su colega de profesión Johnny Moss, mano a mano. Esta partida es mítica porque comenzaron a echar manos en enero de aquel 1951 y dejaron la partida en mayo. Efectivamente, aquella partida duró aproximadamente cinco meses.
El organizador de este evento fue Benny Binion y se promocionó como un gran evento turístico. El lugar de juego era el casino Horseshoe y por ello esta partida es tomada en ocasiones como el origen de las World Series of Poker (WSOP), ya que el organizador original de este torneo, en 1970, fue también Binion y fue acogido por este mismo casino. Pero volvamos a la partida de Greek contra Moss.
Después de estos cinco meses de manos, en los que se jugaron prácticamente todas las variedades de póker, Moss ganaba una cantidad indeterminada que se situaba entre dos y cuatro millones de dólares de 1950. Entonces, Nick the Greek, claro perdedor, pronunció una de las frases más famosas en el mundo del póker: “Mr. Moss, I have to let you go” (Sr. Moss, tengo que dejarle ir). Y se puso fin a aquella sorprendente mano a mano de póker.
El organizador de este evento fue Benny Binion y se promocionó como un gran evento turístico. El lugar de juego era el casino Horseshoe y por ello esta partida es tomada en ocasiones como el origen de las World Series of Poker (WSOP), ya que el organizador original de este torneo, en 1970, fue también Binion y fue acogido por este mismo casino. Pero volvamos a la partida de Greek contra Moss.
Después de estos cinco meses de manos, en los que se jugaron prácticamente todas las variedades de póker, Moss ganaba una cantidad indeterminada que se situaba entre dos y cuatro millones de dólares de 1950. Entonces, Nick the Greek, claro perdedor, pronunció una de las frases más famosas en el mundo del póker: “Mr. Moss, I have to let you go” (Sr. Moss, tengo que dejarle ir). Y se puso fin a aquella sorprendente mano a mano de póker.
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