Se cansó Don René, aquel médico rural que junto a su hermano se radicaron en en Jacinto Aráuz, un pueblito de La Pampa y con grandes sacrificios instalaron un centro asistencial, para trabajar 12 horas por día a fin de poder atender las profundas necesidades sanitarias de la zona.
Se cansó de tanto esfuerzo para poder profundizar su especialización en la medicina, para viajar a los Estados Unidos, para dedicarse a la investigación y a la práctica de modernas técnicas quirúrgicas, y llegar así a su gran y trascendental aporte a la cirugía cardiovascular: la técnica del bypass, que salvó y continúa salvando vidas cotidianamente.
Se cansó de haberse convertido en una eminencia en la medicina, haber obtenido un prestigio internacional que su modestia trataba de atenuar, demostrado en una larga lista de distinciones en todo el mundo; de haber regresado a su país para brindarnos todo su conocimiento, de crear su Fundación y atender caritativamente a sectores muy humildes de la población, actos que ocultaba con gran nobleza.
Se cansó, de las crisis económicas interminables, las fatigosas e imbatibles trabas de la burocracia y la decidia estatal, de la corrupción corrosiva que reinaba en su país, de las promesas incumplidas y la falta de apoyo constante.
Se cansó, de sentirse olvidado en su propia tierra, de sentirse un mendigo golpeando puertas, según sus propias palabras, de ver que la situación económico-financiera de su Fundación se agravaba día a día, y el esfuerzo de toda su vida no era reconocido.
Se cansó Don René, de que lo dejemos solo, y decidió irse. El que sanó tantos corazones, no tuvo a nadie que salvara el suyo.
Por Gabriel Real | La Sodera 2012
Se cansó de tanto esfuerzo para poder profundizar su especialización en la medicina, para viajar a los Estados Unidos, para dedicarse a la investigación y a la práctica de modernas técnicas quirúrgicas, y llegar así a su gran y trascendental aporte a la cirugía cardiovascular: la técnica del bypass, que salvó y continúa salvando vidas cotidianamente.
Se cansó de haberse convertido en una eminencia en la medicina, haber obtenido un prestigio internacional que su modestia trataba de atenuar, demostrado en una larga lista de distinciones en todo el mundo; de haber regresado a su país para brindarnos todo su conocimiento, de crear su Fundación y atender caritativamente a sectores muy humildes de la población, actos que ocultaba con gran nobleza.
Se cansó, de las crisis económicas interminables, las fatigosas e imbatibles trabas de la burocracia y la decidia estatal, de la corrupción corrosiva que reinaba en su país, de las promesas incumplidas y la falta de apoyo constante.
Se cansó, de sentirse olvidado en su propia tierra, de sentirse un mendigo golpeando puertas, según sus propias palabras, de ver que la situación económico-financiera de su Fundación se agravaba día a día, y el esfuerzo de toda su vida no era reconocido.
Se cansó Don René, de que lo dejemos solo, y decidió irse. El que sanó tantos corazones, no tuvo a nadie que salvara el suyo.
Por Gabriel Real | La Sodera 2012
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