EL GRITO DE MUNCH


El grito, es el título de varios cuadros del noruego Edvard Munch (1863-1944). La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Oslo y fue completada en 1893. Otras dos versiones del cuadro se encuentran en el Museo Munch, también en Oslo, mientras que una cuarta versión pertenece a una colección particular.

Todas las versiones del cuadro muestran una figura andrógina en primer plano, que simboliza a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial. El grito está considerado como una de las más importantes obras del artista y del movimiento expresionista.

El grito adquirió estatus de ícono cultural tras la Segunda Guerra Mundial. En 1961 la revista Time utilizó El grito en la portada de su edición dedicada a los complejos de culpa y a la ansiedad. Entre 1983 y 1984, el artista pop Andy Warhol realizó una serie de estampaciones en seda sobre las obras de Munch, que incluían El grito. La idea fue desacralizar la pintura devaluando su originalidad y convirtiéndola en un objeto de reproducción en masa.

La historia que hay detrás de este cuadro es tan tortuosa como los trazos que lo componen.


El origen de este cuadro y de toda la obra de Munch hay que buscarlo dentro de la cabeza del pintor. Un padre excesivamente severo, una infancia enfermiza y el trauma de, siendo un niño, presenciar la muerte de su madre y una hermana llevan a Munch a sufrir serios problemas mentales que hoy en día se diagnosticarían como un desorden bipolar. El mismo Munch lo explica así: “La enfermedad, la locura y la muerte fueron los ángeles que rodearon mi cuna y me siguieron durante toda mi vida”.

La mezcla de un talento innato y su locura, dan como resultado el genio de la pintura que hoy conocemos por sus angustiosos cuadros, en donde destaca sobre todos los demás, “El Grito”.

El cuadro comienza a gestarse en una tarde de 1892 que el pintor describe así en su diario:
“Paseaba por un sendero con dos amigos – el sol se puso – de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio – sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad – mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.” De esta visión nace primero el cuadro titulado, “La Desesperación”. Aunque, no quedando satisfecho con el resultado, decidió pintar otro bajo el mismo título. Aún así, el pintor seguía sin expresar lo que realmente quería hasta que un día, basándose en una momia peruana que había visto en la exposición universal de París, pintó su primera versión de El Grito de la que hizo hasta cuatro versiones diferentes.

La obra la expuso por primera vez en 1893 y formaba parte de una colección de varias pinturas bajo el título de “El Amor”,donde Munch quería mostrar las diferentes etapas de un romance y donde El Grito era, tras un trágico fin del romance, el último cuadro de la serie.


El extraño gusto de Munch no gustó al público del momento siendo calificado como un arte demente. Un crítico consideró la obra en general y El Grito en particular, tan perturbador que aconsejaba que no fueran a verlo las mujeres embarazadas.

Posteriormente, y a pesar de que el régimen nazi prohibiera el arte de Munch al que consideraba un autor degenerado, su obra comenzó a tenerse en la consideración que se merece. Sin embargo, su obra más famosa no encontraría la paz ni siquiera después de la muerte del autor.

Hasta en dos ocasiones ha sido robada y otras tantas han sido recuperada tras varias peripecias. La primera ocurrió en 1994 cuando dos hombres, colándose por una ventana del museo de Oslo, simplemente cortaron el cable que unía el cuadro a la pared y se lo llevaron. Tardaron 50 segundos en hacerlo y además tuvieron el detalle de dejar una nota donde ponía: Gracias por la falta de seguridad. A los cuatro meses fue recuperado por la policía.

El siguiente robo fue en 2004 pero en esta ocasión fue a plena luz del día y a mano armada, llevándose también el cuadro de la Madonna del mismo autor.

Esta vez los cuadros estuvieron desaparecidos durante dos años hasta que fueron de nuevo recuperados por la policía aunque por desgracia, El Grito, se encontró ligeramente dañado.

Desde entonces, las cuatro versiones de tan famoso grito están a buen recaudo.

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