EL LAZARILLO DE LILY

Hoy les contaremos la historia de Lily, una historia que nos llega desde Shrewsbury, ciudad del condado Shropshire, en Inglaterra, y que está llena de amistad y de ternura, como pocas.

Lily sufrió de pequeña un grave accidente que cambiaría su vida para siempre. Al ser atropellada por un automóvil, padeció serias heridas que la tuvieron al borde de la muerte. La peor suerte la corrieron sus ojos que resultaron dañados de manera irreparable. Las perspectivas de vida eran bajas, pero el trabajo de los médicos y la fortaleza natural de Lily, le permitieron recuperarse paulatinamente. Pero lamentablemente los médicos no pudieron salvarle los ojos.

Pasado un tiempo, Lily estaba lista para regresar a su hogar, donde afortunadamente la espera su amigo inseparable de siempre, Maddison, un perro gran danés. Maddison comprendió - si se permite el término - cuáles eran las necesidades de su amiga y se mostró desde un primer momento dispuesto a ayudarla. Naturalmente y sin ningún entrenamiento especial, se convirtió en su lazarillo, permaneciendo siempre a su lado y guiando su camino.

El Dr. Louise Campbell, que continuó asistiendo y visitando a Lily, explicó que Maddison es el perro guía de Lily. Que si están fuera de la casa, Maddison la dirigirá y la tocará para indicarle por dónde ir.

Así fueron pasando los años. Al perder su vista, Lily fue desarrollando otros sentidos para saber cuándo Maddison está cerca de ella. Son inseparables, duermen juntos y juegan constantemente.

Es realmente muy conmovedor verlos y la manera en la que Maddison cuida de Lily. Siempre han mantenido una relación muy especial.


Aquí les dejamos algunos fotos de nuestros héroes.







NIKE, EL LOGOTIPO DE 35 DOLARES


El logotipo de la marca Nike fue creado en 1971 por Carolyn Davidson, una estudiante de diseño gráfico de la Universidad de Portland State cuando conoció a uno de los fundadores de Nike, Phil Knight, en dicha universidad.

Knight trabajaba en ese momento para una empresa de deportes llamada Blue Ribbon Sports, creada por Bill Bowerman en 1964. Este pequeño negocio pensó en ese momento en lanzar una línea de calzado deportivo y quería una nueva imagen que diera dinamismo y energía a la marca. 

Knight le propuso a Davidson que trabajara en diferentes ideas y diseños para una futura marca. El "contrato" era de dos dólares la hora de trabajo en el proyecto. 

Carolyn se puso en marcha y en junio de 1971 presentó a los ejecutivos de Blue Ribbon Sports un par de diseños, incluyendo el diseño del Swoosh (pipa), que fue el elegido. 

Cobró 35 dólares por el diseño que un año más tarde aparecía un las primeras zapatillas que se comercializaron con aquel logo. Knight y Bowerman incluyeron en ese momento una línea de calzado para fútbol al que llamaron “Nike“, por Niké, la diosa griega de la victoria. Años más tarde, en 1978 Blue Ribbon Sports Inc. pasó a ser Nike, Inc. 

Sus dueños en 1983, agradecieron a Carolyn Davidson su trabajo con una réplica de oro de la "pipa" y un paquete de acciones de la empresa.

LA VERDADERA POCAHONTAS

Seguramente debés haber visto o al menos oído hablar de la película de Disney "Pocahontas". 

Pues bien, a pesar de que Disney se asocia inmediatamente con la fantasía, la figura de Pocahontas existió en realidad. 

Nació en 1595 y su verdadero nombre era Matoaka. Era hija de Powhatan, Jefe de los Indios Powhatan que vivían en Tidewater, en la región de Virginia, a lo largo de toda su costa este. Allí moraban más de treinta tribus, cada una de ellas con su jefe, que hablaban la lengua algonquina.
Fue más o menos por esta zona donde, alrededor de 1607, comenzaron a llegar los colonos ingleses, fundando la ciudad de Jamestown a orillas del río James. 

Uno de estos colonos era el Capitán Smith, que fue hecho prisionero por los indios y llevado cerca de Jamestown. Lo ataron en dos palos para matarlo, pero justo en ese momento, de entre la maleza salió corriendo una niña que se acercó hasta él. Aquella niña era Pocahontas, quien pidió salvar la vida de John Smith. Su padre, Powhatan, acogió al capitán como su hijo adoptivo, y éste se dedicó a escribir sus historias en la tribu y la vida con los indios. Sin embargo, tras resultar herido en una explosión de pólvora, tuvo que regresar a Inglaterra. Al marcharse, los indios le dijeron a Pocahontas que John había muerto en la travesía.

Pocahontas visitaba a menudo Jamestown a comprar y charlar con los habitantes de la ciudad, y fue allí donde los colonos comenzaron a llamarla Pocahontas, que significaba algo así como pequeña traviesa.

Pero en 1613, en una de estas visitas, la joven fue capturada por unos ingleses, al enterarse de que era la hija del jefe de las tribus indias. Por su rescate pidieron la liberación de los soldados ingleses que tenían prisioneros los indios. El jefe indio no tuvo más remedio que liberar a los soldados para poder recuperar a su hija.

En 1614 Pocahontas se casó con John Roolfe, un rico hombre de negocios, por lo que se convirtió en la primera india nativa que se bautizó al cristianismo, tomando entonces el nombre de Rebecca. Un año después de su matrimonio tuvieron un hijo, John Roolfe. En 1616 la nueva Rebecca viajaba por primera vez a Inglaterra.

Al llegar allí la joven se enteró de que John Smith no había muerto y seguía vivo en Londres. Aún así, no llegaron a verse jamás. Desgraciadamente, la joven india moría poco después de viruela, con apenas 21 años. 

John Smith moriría en 1631, diez años después que la pequeña Pocahontas.

LA GUERRA MAS CORTA DE LA HISTORIA

A pesar de que los libros de historia recogen este conflicto como una guerra, lo cierto es que debido a su duración bien podría tratarse de una batalla aislada. No obstante, a día de hoy, la guerra Anglo-Zanzibariana es considerada como la guerra más corta de la historia del hombre, y es que duró tan sólo 45 minutos.


Esta guerra comenzaría a fraguarse con la muerte del Sultán Hamad bin Thuwaini, el 25 de agosto de 1896. Este hombre, responsable directo de Zanzíbar, había estrechado lazos desde 1893 con el Imperio Británico. Sus buenas relaciones y su disposición para cooperar con la administración colonial, parecían ser del agrado de los británicos. Todo el mundo estaba contento menos su primo Khalid bin Bargash, al que la idea de ser tan afable con los extranjeros no le parecía tan buena.


A pesar de que la muerte de Hamad bin Thuwaini no pudo investigarse en profundidad, todo parece apuntar que su repentino fallecimiento se debió al envenenamiento de su primo, con el único fin por parte de éste de hacerse con el poder. Fue así como el 25 de agosto, tras conocer la noticia, Khalid bin Bargash se proclamó heredero de la corona.

 La noticia no entusiasmó demasiado a los británicos, y es que sabían que con este sultán las cosas no serían tan fáciles. No estaría dispuesto a colaborar tanto como el último y eso significaría problemas y más problemas. Por su parte, tenían muy claro que la sucesión debía tener otro nombre Hamud bin Muhammed, alguien con el que supuestamente podrían negociar mucho mejor.


Una vez tomado el poder por Khalid, los británicos instan a éste a que abdique en Hamud, algo que el entonces (y por poco tiempo) sultán no aceptó bajo ningún concepto. En poco tiempo, cuestión de horas quizá, Khalid consiguió reunir un ejército de 2.800 hombres, además también se hizo con un yate armado del anterior sultán.


En el otro bando, los británicos consiguieron reunir sin mucho esfuerzo cinco naves de guerra (situadas frente al palacio), dos cruceros armados y dos cargueros de armas. Por último realizaron varios desembarcos varias tropas de Marines Reales que trabajarían codo con codo con los “Leales” (ejército de Zanzíbar simpatizante del Imperio Británico).


El sultán le vio las orejas al lobo y se asustó. Hizo un último intento de negociación a través del embajador estadounidense, pero al parecer el intento no cuajó y la guerra finalmente comenzó el 27 de agosto de ese mismo año.


A los pocos minutos de comenzar los bombardeos sobre el palacio, el Sultán se vio en una situación de lo más desesperada. Un edificio medio derruido, hombres muertos por doquier y unas posibilidades de sobrevivir bastante escasas. Por este motivo, decidió abandonar el lugar y dirigirse corriendo a la embajada alemana pidiendo asilo político.


Tras 45 minutos exactos de bombardeos, una vez hundido el barco del sultán, finalizó el fuego. Acto seguido los británicos pidieron a los alemanes que le entregaran al sultán. No obstante este escapó y vivió exiliado en Dar Es Salaam. Unos años después fue capturado por los británicos y exiliados a Mombasa donde finalmente fallecería en 1925.




Fuente: historiageneral.com

LA UNIVERSIDAD MAS ANTIGUA

Muchas de las civilizaciones antiguas han tenido centros de altos estudios. Pero es en China donde se encuentra la más antigua universidad, la Escuela Superior (Shang Hsiang) imperial, registrada durante el período Yu (2257 a. C. - 2208 a. C.).

La actual Universidad de Nankín remonta su origen a la Academia Central Imperial de Nanking, fundada en el año 258, y la Universidad de Hunan (Changsha) guarda una continuidad innegable, incluso geográfica, con la histórica Academia Yuelu, fundada en el año 976. 

La Universidad de Takshashila, fundada en Taxila (Pakistán) alrededor del siglo VII a. C., entregaba títulos de graduación. La Universidad de Nalanda, fundada en Bihar (India), alrededor del siglo V a. C., también entregaba títulos académicos y organizaba cursos de post-grado. 

En Grecia, Platón fundó la Academia en el año 387 a. C.

LA GUERRA DE LOS 6 DIAS Y SUS CONSECUENCIAS

La Guerra de los Seis Días, también conocida como Guerra de junio de 1967 en la historiografía árabe, fue un conflicto bélico que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por Egipto, Jordania, Irak y Siria entre el 5 y el 10 de junio de 1967. Tras la exigencia egipcia a la ONU de que retirase de forma casi inmediata sus fuerzas de interposición en el Sinaí (UNEF), el despliegue de fuerzas egipcias en la frontera y el bloqueo de los estrechos de Tirán, Israel, temiendo un ataque inminente, lanzó un ataque preventivo contra la fuerza aérea egipcia. Jordania respondió atacando las ciudades israelíes de Jerusalén y Netanya. Al finalizar la guerra, Israel había conquistado la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja) y los Altos del Golán.

Tras numerosos enfrentamientos fronterizos entre Israel y sus vecinos árabes, en particular Siria, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser expulsó a la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas (UNEF) de la Península del Sinaí mayo 1967. La fuerza de mantenimiento de la paz estaba situada en la región desde el final de la Crisis de Suez en 1957. Egipto acumuló 1.000 tanques y unos 100.000 soldados en la frontera con Israel y cerró los Estrechos de Tirán a todos los buques que enarbolan banderas israelíes o llevaban materiales estratégicos, recibiendo un fuerte apoyo de otras naciones árabes. Israel respondió con una movilización similar que incluyó el reclutamiento de 70.000 reservistas para aumentar el ordinario de las fuerzas de las FDI.

La Guerra de los Seis Días se inscribe dentro del conjunto de guerras libradas entre Israel y sus vecinos árabes, tras la creación del Estado de Israel (1948) en parte del Mandato británico de Palestina. Estos seis días de 1967 concitaron la atención mundial y resultaron claves en la geopolítica de la región: sus consecuencias han sido profundas, extensas y se han hecho notar hasta hoy día, teniendo una influencia decisiva en numerosos acontecimientos posteriores, como la Guerra de Desgaste, la Guerra de Yom Kipur, la masacre de Múnich, la polémica sobre los asentamientos judíos y el estatus de Jerusalén, los acuerdos de Camp David y Oslo o la Intifada.

Israel dio por finalizada la Guerra de los Seis Días habiendo aumentado su territorio considerablemente, con la incorporación de los Altos del Golán, Cisjordania (incluyendo Jerusalén Oriental), la Franja de Gaza y la península del Sinaí. Desde el punto de vista militar, tras dos décadas de fragilidad estratégica, Israel obtuvo por primera vez en su historia profundidad territorial, que le concedería capacidad defensiva para defenderse de la artillería árabe lejos de las ciudades israelíes y para evitarse en adelante la obligación de realizar ataques preventivos ante cada amenaza, con el coste que ello supone a efectos de opinión pública. La situación dio por tanto un vuelco geoestratégico y ahora serían las capitales árabes (Ammán, Damasco y El Cairo) las que quedaban al alcance de cualquier incursión rápida del Tsahal. Además de la expansión territorial y del «colchón» defensivo, Israel demostró en el plano psicológico a sus vecinos árabes su capacidad para defenderse militarmente, y su voluntad para usar dicha capacidad.

Pese a la euforia inicial, en el plano político la situación no fue tan favorable a Israel y la guerra envenenó aún más el conflicto árabe-israelí. Merced a los territorios conquistados, que inicialmente estaban destinados a ser moneda de cambio a cambio de una paz duradera, Israel se convertiría en potencia ocupante y permanente de una población árabe muy hostil, lo cual estimuló el nacionalismo palestino, creándose nuevas amenazas internas en los territorios ocupados y alejándose toda perspectiva de una solución negociada a corto plazo. Los efectos de todo ello perduran hoy día.

Hubo otro efecto político muy importante y es el hecho de que el conflicto árabe-israelí quedó plenamente encajado en los esquemas de la Guerra Fría: la URSS, junto al bloque socialista, rompió relaciones diplomáticas con Tel Aviv e Israel se convirtió a los ojos de una buena parte de la opinión pública internacional en agresor y potencia ocupante y perdió su prestigio de pequeño país en lucha por su supervivencia.

Dio comienzo entonces al aislamiento internacional ilustrado por las muchas resoluciones contrarias a Israel en la ONU. Para algunos autores sin embargo, dicha respuesta internacional ha desembocado en la idealización y justificación incondicional de las acciones de sus enemigos, incluidos aquellos que practicaban el terrorismo, auspiciando el nacimiento de una nueva judeofobia, esta vez de cuño ideológico y centrado en el Estado judío.

Se suele coincidir en dos consecuencias fundamentales de la Guerra de los Seis Días y de toda la campaña diplomática posterior fueron:
  • Un giro en la percepción de Israel, que hasta entonces gozaba de la simpatía de la izquierda no comunista y en general de la opinión pública occidental.
  • El surgimiento de un "nuevo antisemitismo" (o "nueva judeofobia") en Occidente, esta vez de raíz ideológica (no "racista") invocando el "antisionismo" y el odio a Israel.
Los países árabes se reunieron en Sudán y firmaron la resolución de Jartum. La derrota sufrida por Egipto, Siria y Jordania fue considerada humillante en esos países, que notaron una evidente intervención militar de algunos estados no involucrados, considerados supuestamente ajenos al conflicto o neutrales, como Estados Unidos y el Reino Unido para justificar el éxito de la operación Foco israelí. La derrota militar de Egipto y Siria produjo un gran malestar en el mundo árabe, lo que llevó a mantener los años siguientes una guerra de desgaste con Israel y, finalmente, a un ataque conjunto egipcio-sirio en la Guerra del Yom Kipur que no alteró el mapa geopolítico establecido tras la Guerra de los Seis Días.

Israel devolvió el Sinaí a Egipto como parte de los acuerdos de paz de Camp David en 1982, más o menos al mismo tiempo que concedía la ciudadanía israelí a los habitantes de Jerusalén Este y de los Altos del Golán, cuyos territorios se incorporaron administrativamente a Israel, si bien sólo Jerusalén Este ha sido legalmente anexionada (véase Ley de Jerusalén). En agosto de 2005, Israel evacuó todos los asentamientos de la Franja de Gaza para ceder su control a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), siguiendo su plan de retirada unilateral israelí

ASI SE CONSERVABA LA COMIDA EN LA EDAD MEDIA



En los años del medioevo no existían ni las heladeras con freezer  ni la manera de enlatar la comida para poder conservarla, pero sí existían formas eficientes de hacerlo que duraban días, y según el tipo de alimento hasta muchos meses. 


Por ejemplo, a la carne la guardaban en toneles llenos de salmuera. Así duraba meses, y los que vivían cerca del mar la obtenían hirviendo el agua. Se necesitaba cerca de 8 kilos para conservar 80 kilos de carne. La sal absorbía el agua de la carne o el pescado e impedía la formación de microorganismos que hacían que la carne se pudriera, pero la mejor manera de conservar la carne fresca era manteniendo vivos a los animales hasta horas antes de preparar las comidas. 


Las legumbres se secaban al sol. Los productos lácteos como la crema se consumía rápidamente o la destinaban para hacer quesos. En la preparación de los alimentos utilizaban muchas especies (comino, clavo, anís, pimienta, canela), que eran muy caras y guardadas bajo llave.

EL ORIGEN DE LOS ANTEOJOS

Alessandro della Spina era un fraile de la ciudad de Pisa a quien se le atribuye la invención de las gafas a finales del siglo XIII. Estos “roidi da ogli” (discos para los ojos), tan habituales en nuestros días, multiplicaron la vida laboral de los artesanos que elaboraban trabajos de precisión. El éxito de las gafas fue tan rotundo que durante muchas décadas el gremio de vidrieros de Venecia se enriqueció a base de controlar su fabricación. 

Los primeros anteojos fueron realizados en Italia hacia el año 1250; y las lentes se hacían puliendo vidrios para darles curvatura. Antes de que se inventaran, los antiguos usaban un globo de vidrio lleno de agua para ver más grandes las letras y los objetos. 

Es discutida la autoría de este invento. Muchos se lo adjudican a Rogelio Bacon, otros, al florentino Silvino Degli Armati, en 1285. Una inscripción en su tumba, debajo de su busto, dice: "Aquí yace Silvino Degli Armati, de Florencia, inventor de los anteojos. Que Dios le perdone sus pecados. Año MCCCXVII", año de su muerte.

EL COLECTIVO, UN INVENTO ARGENTINO

El primer colectivo del país se vió en Luján en 1922,y transportaba peregrinos desde la Estación Basílica hasta el Santuario. La línea se inauguró el 25 de mayo de ese año y su primer chofer fue Juan Brezani. 

Ese recorrido, a partir de la llegada de La Porteña inaugurando el ramal del ferrocarril, se cubría con coches a caballo, luego llegó el tranvía con tracción a sangre, sucediéndose las taxis hasta la irrupción del colectivo. 

Este colectivo estaba pintado de verde oscuro, una inscripción que lo presentaba como Servicio de Ómnibus, fileteado, y con un pescante posterior para el ascenso de pasajeros. Tenía 16 asientos y 8 ventanillas sin vidrios (con cortinas enrollables de cotín). Los primeros tranvías aparecieron con la electrificación de los servicios y correspondió a la Compañía Anglo Argentina la iniciativa, que echó a rodar la línea 2 el 30 de julio de 1902. Esta es la línea numerada más antigua de la ciudad. En la medida que se inauguraban nuevos servicios iban apareciendo más números de línea. 

El “taxi-colectivo” era un simple vehículo convencional con una capacidad para 7 personas. Luego irían expandiéndolo paulatinamente, el colectivo será el resultado del uso del automóvil carrozado sobre el chasis de camión adaptado -con pequeñas mejoras- con el fin de aumentar la capacidad de pasajeros. Es por ello que conserva su característica trompa, a diferencia de los ómnibus con su parte frontal achatada. 

Al competir en la misma calle hubo malestar, encontronazos, peleas y se dice que hasta algún tiro al aire, pero finalmente decidieron fusionarse y formar una sola línea que terminó siendo muy exitosa. El colectivo afrontó inconvenientes de todo tipo, ofensivas de los tranvías, impuestos especiales, incluso expropiaciones. Pero ganó las batallas y terminó ganando la guerra. 

El invento pasó a Uruguay, Paraguay, Brasil y, poco a poco, a muchas otras ciudades del mundo. El vehículo creció, fue pintado con alegres colores que servían para identificarlo, inscribió en sus costados el nombre de la empresa, llevó indicaciones y leyendas fileteadas finamente y hasta dejó que le colgaran el consabido zapatito del nene del espejito retrovisor. Cada uno de sus inventores fue dando un pasito más atrás y más allá, adonde siempre hay lugar, pero dejándonos su creatividad de recuerdo. 

Y el colectivo, ahí anda... literalmente hablando.

EL GALLO DE LAS VELETAS

Hoy en día damos por sentado que la imagen del gallo es parte de la veleta, y si viéramos alguna sin él sospecharíamos que fue víctima de un fuerte viento o de la puntería de algún pícaro niño.


Sin embargo, originariamente, las veletas no contaban con el madrugador amigo.

Fue en el siglo IX, cuando el Papa ordenó que colocaran un gallo en los campanarios de las iglesias para simbolizar el hecho de que San Pedro negara tres veces conocer a Jesús antes del canto del gallo según cuenta el Evangelio. 

He aquí que los campanarios de las iglesias ya estaban adornados con veletas para medir la dirección del viento, por lo que se optó como solución colocar el gallo sobre ella, e inaugurando así la costumbre que todos conocemos.

EL ORIGEN DEL SOMBRERO

Pétaso griego (Petasos)
El primer sombrero con ala se utilizó en Grecia en el si­glo V a.C. 

Empleado por cazadores y caminantes para protegerse del sol y de la lluvia, este sombrero de fieltro, el pétaso (petasos), tenía ala ancha y cuando no se llevaba en la cabeza colgaba a la espalda, sujeto con un cordón. El pétaso fue copiado por los etruscos y los romanos, y su popularidad persistió hasta bien entrada la Edad Media. 

Los griegos usaban también un sombrero sin ala, en forma de cono truncado. Lo habían copiado de los egipcios y le daban el nombre de “pilos”, es decir, fieltro, el material con el que estaba fabricado. Aparece­ría con variantes en las culturas europeas, y con el auge de las univer­sidades a fines de la Edad Media resurgió como “pileus quadratus” o bi­rrete de cuatro lados. 

En los tiem­pos clásicos, rara vez las mujeres se cubrían la cabeza, en tanto que los hombres seguían cubiertos bajo techado, e incluso en las iglesias y ca­tedrales. 

Esta costumbre persistió en el siglo XVI, cuando la populari­dad de los cabellos postizos y el tamaño fenomenal de las pelucas ha­cía que el uso del sombrero resultara inconveniente cuando no imposible. Al extinguirse la moda de las pelucas, los hombres recupe­raron el uso del sombrero, aunque ya no con la devoción del pasado, y tres costumbres quedaron totalmente cambiadas: el hombre jamás conservaba puesto el sombrero en el interior de una casa, en la iglesia o en presencia de una dama. 

Fue en esta época, fines del XVIII, cuando las mujeres empezaron a usar con profusión sombreros adornados con cintas, plumas, flores y encajes. Anteriormente, en el caso más bien raro de que una mujer europea se cubriera la cabeza, lo hacía con un gorro en su casa o con una capucha si salía. 

Con la nueva moda femenina, Milán se convirtió en la capital de la sombrerería europea y sus creaciones fueron objeto de una extraordinaria demanda.

SHERIDAN SIMOVE Y SU LIBRO EN BLANCO

En el año 2011 el británico Sheridan Simove editó un libro titulado "What Every Man Thinks About Apart From Sex" (¿En qué piensa cada hombre aparte del sexo?) con 200 páginas en blanco, sin una sola línea de texto.

Por tan sólo U$S 7.- se puede adquirir este libro que a pesar de la ausencia de texto se ha convertido en un auténtico éxito de ventas en Reino Unido, sobre todo entre los estudiantes que lo utilizan como block de notas.


Su autor afirma que "Este libro es el resultado de investigaciones minuciosas y estudios prácticos del tema realizadas durante 39 años. No dejé nada al azar y me dediqué totalmente al trabajo. Esta fue una conclusión chocante y me di cuenta de que todo el mundo tiene que ser informado sobre mis descubrimientos".


Sin embargo, 20 años antes, el Dr. Alan Francia ya había editado un libro similar con el título "Todo lo que los hombres saben de las mujeres", que al igual que el mencionado libro de Sheridan, estaba compuesto en su totalidad por páginas en blanco.


En fin... para cada loco hay un tema. A propósito, ambos ensayos son muy ciertos.

TOMAS DE TORQUEMADA, EL GRAN INQUISIDOR


Tomás de Torquemada (1420 – 1498), Inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV y confesor de la reina Isabel la católica, fue el principal representante de la llamada Santa Inquisición, que supuso no sólo el azote de los judíos y musulmanes en la España reconquistada, sino que, al amparo tanto de los Reyes Católicos como del oscuro poder eclesiástico, torturó, amenazó y sembró el pánico entre más de trescientos mil españoles de la época.

El cronista español de esa época, Sebastián de Olmedo, lo llamó «el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el honor de su orden». El nombre de Torquemada, como parte de la leyenda negra de la Inquisición española, se ha convertido en un apodo para la crueldad y el fanatismo al servicio de la religión.

Los «herejes» (cualquier persona que no comulgara con las ideas católicas) y los conversos (que se convertían en católicos para evitar la persecución) fueron los principales objetivos, pero cualquiera que osara hablar en contra de la Inquisición era considerado sospechoso. Para evitar la propagación de las «herejías», Torquemada, al igual que se hacía en toda Europa, promovió la quema de literatura no católica, en particular bibliotecas judías y árabes.

El Papa Sixto IV denunció através de una bula que "muchos verdaderos y fieles cristianos, por culpa del testimonio de enemigos, rivales, esclavos y otras personas bajas y aun menos apropiadas, sin pruebas de ninguna clase, han sido encerradas en prisiones seculares, torturadas y condenadas como herejes relapsos, privadas de sus bienes y propiedades, y entregadas al brazo secular para ser ejecutadas, con peligro de sus almas, dando un ejemplo pernicioso y causando escándalo a muchos". Pero finalmente terminó cediendo ante las presiones del rey aragonés.


Aunque la Inquisición fue creada para evitar los avances de la herejía, se ocupó también de una amplia variedad de delitos que sólo indirectamente pueden relacionarse con la heterodoxia religiosa. Sobre el total de 49.092 procesados en el período de 1560 a 1700 de los que hay registro en los archivos de la Suprema fueron juzgados los siguientes delitos: judaizantes (5.007); moriscos (11.311); luteranos (3.499); alumbrados (149); supersticiones (3.750); proposiciones heréticas (14.319); bigamia (2.790); solicitaciones (1.241); ofensas al Santo Oficio (3.954); varios (2.575).

Estos datos demuestran que no sólo fueron perseguidos por la Inquisición los cristianos nuevos (judeoconversos y moriscos) y los protestantes, sino que muchos cristianos viejos sufrieron su actividad por diferentes motivos.

El apartado de supersticiones incluye los procesos relacionados con la brujería. Bajo el rubro de «proposiciones heréticas» se incluían todos los delitos verbales, desde la blasfemia hasta afirmaciones relacionadas con las creencias religiosas, la moral sexual o el clero.
 
Como vemos, el señor Torquemada y compañía, terminaron prácticamente por decidir arbitrariamente el destino de todas las almas que habitaban el suelo español en aquellos años.

Juan Antonio Llorente, primer historiador del Santo Oficio, asegura que durante su mandato fueron quemadas más de 10.000 personas y otras 27.000 sufrieron penas infamantes.

El escritor Noah Gordon nos muestra magistralmente los padecimientos que se vivieron durante esta época en su dramática novela histórica "El último judío".

YUSUF Y EL PESO DEL ORO


Yusuf Ishmaeld era turco, un hombre enorme y de oficio luchador.

A finales del siglo XIX decidió hacer las américas y puso rumbo a Estados Unidos para hacer lo que mejor sabía hacer, luchar. Sin miedo a nada ni a nadie se enfrentó a los mejores. Ganó al campeón de lucha Evan Lewis y Ernest Roeber, que en aquel tiempo era campeón de lucha grecorromana.

Aquellas victorias dieron a Yusuf grandes beneficios. Dinero que al luchador turco le encantaba invertir en su verdadera pasión, el oro.

Tenía la costumbre de convertir todo el dinero en monedas y en esta ocasión no fue diferente. Con el dinero hecho monedas de oro, le gustaba guardarlas en un cinturón casi tan grande como él que llevaba siempre puesto.

Y así, tras terminar su periplo por las américas, con el cinturón más dorado que nunca, decidió volver. Llegando de nuevo a Turquía, a unos metros de la costa el barco en el que viajaba chocó con un buque inglés. Ante el inminente hundimiento, todos los pasajeros saltaron por la borda tratando de alcanzar los botes salvavidas.

Yusuf también salto aunque con más dificultades para mantenerse a flote debido al cinturón. Ante la elección de abandonar su tesoro y sobrevivir o morir hundido con él, Yusuf prefirió irse al fondo del mar con su dorado tesoro.

MOZART, GENIALIDAD INDISCUTIDA

Wolfgang Amadeus Mozart es considerado, no solamente uno de los más grandes compositores de la historia, sino el poseedor de uno de los cerebros más privilegiados de todos los tiempos. Su genio no conoció límites, sólo los que se impuso él mismo a través de su carácter controversial y su temprana muerte.

A la edad de tres años distinguía con facilidad las sucesiones armónicas del clavicordio y tocaba, de oído, gran cantidad de melodías al piano. A los 5 años comenzó su carrera musical, ejecutando un concierto para piano de difícil interpretación, aún para pianistas experimentados. A los 8, ya siendo un prestigioso concertista, compuso su primera sinfonía.

Mozart odiaba el sonido de la faluta y solamente compuso conciertos para flauta por encargo. Según el genio de Salzburgo “Lo único peor que una una flauta son dos flautas”.

Se sabe que padeció el síndrome de Tourette, un trastorno nervioso que causa inquietud y comportamientos compulsivos y obsesivos que se manifiestan por la incapacidad para comportarse adecuadamente en sociedad. Debido a su transtorno Mozart utilizaba, de forma compulsiva, espresiones vulgares e insultos, como demuestran algunas de las cartas y cánones que se conservan.

Como buen masón, para Mozart el número 3 tenía un significado especial e incluyó este número en muchas de sus obras. En La Flauta Mágica, por ejemplo, aparecen 3 acordes mayores en la obertura, tres hadas, tres niños que guían al protagonista, tres instrumentos mágicos, tres pruebas y tres templos.

Escribió nada menos que 621 obras que pasó al papel escrupulosamente, casi sin tachones ni enmiendas. Se calcula que copiar su obra completa dedicando 10 horas al día llevaría 25 años. Algo increíble si tenemos en cuenta que Mozart sólo vivió 35 años. Esto se explica porque antes de pasar la obra al papel la tenía completamente desarrollada en su cabeza lo que le facilitaba la tarea de llevarla al papel y disminuía la cantidad de errores.

A pesar de su genio indiscutido, las penirias económicas sufridas en la última parte de su vida hicieron que recibiera un funeral común y fuese enterrado en una tumba comunitaria simple junto con decenas de cadáveres y sin ninguna anotación al respecto. Es por ello que no haya garantías de que los restos del compositor estén localizados. Se conserva un cráneo que se le atribuye desde 1902 pero no hay aún pruebas definitivas de que sea el suyo.

Los motivos de su muerte son a día de hoy un misterio, existen muchas hipótesis sobre su muerte siendo las más difundidas la fiebre reumática, de la cual se sabe que el músico tuvo varios ataques a lo largo de su vida, y el envenenamiento, debido a la envidia que le despertaba, por parte del compositor Antonio Salieri.

HENRI LANDRU, BARBA AZUL

En 1914 apareció el siguiente texto en los diarios de París:

"Viudo con dos hijos, 43 años de edad, con nivel de ingresos aceptable, serio y de nivel social elevado, busca viuda con vistas a matrimonio". 

El hombre que publicó este anuncio se llamaba Henri Landru y ha pasado a la historia con el sobrenombre de Barba azul, uno de los más famosos asesinos en serie. Asesinó a diez mujeres y al hijo adolescente de una de ellas. Fue detenido, juzgado y condenado a muerte, aunque mantuvo que era inocente hasta el momento en que la guillotina separó su cabeza del cuerpo, en 1922. Ninguno de los cuerpos fue hallado, lo que complicó el caso y la comprobación de la culpabilidad de Barba azul.

Poco antes de su muerte, Landru envió a su abogado, Auguste Navières du Treuil, un dibujo que había realizado en la cárcel en el que se podían ver la cocina de su casa y el horno de la misma. Cuarenta años más tarde la hija de aquel abogado encontró un texto escrito en la parte posterior del dibujo. Allí Landru confesaba sus crímenes y confirmaba que aquel horno había sido el destino final de las víctimas.

Fuente: Psicokillers, de Juan Antonio Cebrián

LA PANTERA ROSA



Si hay un dibujo animado que representa los años 70 y es el personaje más entrañable para quienes fueron niños en esa época, es la Pantera Rosa. Su mezcla de ingenuidad y surrealismo es de una genialidad exquisita. La simpleza en los rasgos de los personajes, los escenarios con el estilo de un Van Gogh pop y el hecho de que la única voz que se oye ocasionalmente es la del locutor en off, terminan de crear una historieta que mejora con el tiempo.

Pero en honor a la verdad, la Pantera Rosa fue, antes que nada, una comedia de detectives de los años ‘60, en la que una valiosísima joya es robada, un diamante llamado “la Pantera Rosa”, sustraído por un ladrón profesional quese hace famoso por la hazaña del robo.

En esta estupenda comedia, protagonizada por el genial Peter Sellers (el detective) y David Niven (el ladrón), hace su primer aparición nuestro personaje, aunque sólo en un papel secundario, a decir verdad en los títulos al comenzar la película y al finalizar superpuesto en la última escena persiguiendo al auto donde se llevan detenido al ladrón.

La Pantera Rosa animada era apenas un personaje de fantasía que acompañaba esta película en la que todo fue hecho a lo grande: la música fue compuesta por el genial Henry Mancini, el vestuario diseñado por Yves Saint Lauren, y la animación de los títulos, encargada nada menos que a Friz Freleng, el creador de Bugs Bunny y la mayoría de los personajes de Looney Tunes. 

Finalmente el dibujo de Freleng no pasó desapercibido. A un mes del estreno, la Pantera Rosa fue tapa de la revista Time. Los productores se plantearon la posibilidad de que el personaje tuviera su serie propia: hicieron un primer capítulo de prueba y lo divulgaron para ver qué aceptación tenía. Pronto ganaron un Oscar al mejor corto animado. 

Y así nació la Pantera Rosa tal como la conocemos.

AMALITA Y ANDY WARHOL


En homenaje a su esposa, Alfredo Fortabat, llamó a la cantera de la que provino toda su fortuna “L’Amelie”, algo así como “la Amalia” pero con acento francés. Pero todos nosotros, la conocemos comunmente como Amalita. A decir verdad, su verdadero nombre completo es María Amalia Lacroze de los Reyes Oribe viuda de Fortabat Pourtale: sí señor, nada menos que once palabras.

Amalita fue la mujer más rica de la Argentina y no podía menos que merecer ser una chica Warhol. Tanto es así que a falta de un Warhol que la elija para posar, ella encargó su propio retrato. Y en 1982 lo tuvo. Se convirtió en la única argentina retratada por el artista pop.

Por esa época Warhol andaba con dificultades económicas y había empezado a hacer retratos “al estilo Marilyn” por encargo. Magnates y empresarios de todo el mundo posaron como clientes, El mismo Warhol contó que les tomaba fotografías con su Polaroid y con ellas realizaba el retrato.

EL DIARIO DE ANA FRANK

El Diario de Ana Frank ha pasado a la historia más que como una obra literaria, como un documento histórico de gran valor. Es el relato en primera persona, de una adolescente judía, testigo directo de la represión nazi en la Europa de la Segunda Guerra Mundial.

Otto y Edith Frank se casaron en Frankfurt cuando él contaba 36 años y ella 25. Su primera hija, Margot, nació en 1926 y la segunda, Ana, en 1929.

En 1933 Hitler asume el mando del gobierno alemán y Alemania se vuelve cada vez más peligrosa para los judíos, por lo que en marzo de 1933, cuando Ana tiene tan solo cuatro años, deciden emigrar a Holanda.

Otto Frank funda una empresa en Amsterdam y la familia se integra a la vida holandesa sin mayor problema, hasta que estalla la guerra y el 10 de mayo de 1940 Alemania invade Holanda.

Los judíos son perseguidos en aquellos territorios ocupados por las tropas alemanas y la familia Frank comienza a sentir la represión, tanto en su vida privada como en la laboral. En 1942 a la hermana mayor de Ana, Margot, le llega una citación para presentarse en un campo de trabajo de Alemania, es entonces cuando el matrimonio formado por Otto y Edith decide esconderse y buscan un lugar para toda la familia.

Para ello hacen habitable un anexo a las oficinas de su empresa, al que se accede por una librería giratoria. Los Frank no están solos junto a ellos se esconden también la familia Van Pels, compuesta por Hermann, Auguste y su hijo Peter, además de Fritz Pfeffer, todos huyen de las persecuciones judías.

El cautiverio en “la casa de atrás” se prolonga por espacio de dos años y dos meses, durante este tiempo Ana relata en un diario la vida en el escondite, la convivencia con las otras personas y su afán de supervivencia.

El 4 de agosto de 1944 los escondidos son delatados por unos vecinos y arrestados. La familia es deportada a Auschwitz, pero más tarde las niñas son separadas de los padres y llevadas al campo de Bergen-Belsen.

Edith Frank muere en Auschwitz de inanición en enero de 1945, Margot y Ana mueren de tifus en Bergen-Belsen en marzo de 1945. Otto sobrevivió a Auschwitz y regresó a Amsterdam donde su secretaria, una de las personas que conocía la ocultación de la familia Frank, le entregó el diario de Ana que había encontrado en el refugio después de su detención.

El diario es publicado por primera vez en Holanda en 1947, de él se han sacado películas y una obra de teatro. Actualmente se han vendido más de 20 millones de copias de este libro que ha sido traducido a 55 idiomas.

EL MARACANAZO CHARRUA

Muchas veces en la historia nos encontramos con situaciones donde se enfrentan rivales claramente desiguales y la suerte está echada antes de comenzar el pleito. Este fenónemo también tiene sus exponentes en el plano deportivo. Son pocas aquellas historias que sorprenden porque lo previsible no se cumple, y de esas pocas, ninguna iguala a la hazaña charrúa del Mundial de Fútbol de Brasil del año 1950, hazaña mundialmente conocida como el Maracanazo. 

Mientras que Europa estaba en plena posguerra, Brasil organizaba el cuarto mundial. Los anteriores lo habían ganado Uruguay como local en 1930 y luego dos veces Italia en 1934 y 1938.

Para el evento, Brasil construyó el Maracaná en veintidós meses, con una capacidad de 183.353 personas. El mundial ofrecería dos novedades que hoy parecen pintorescas: se utilizó la pelota de cuero con válvula, abandonando la de tiento y aparecieron los números en la parte posterior de las camisetas.

Argentina no concurrió por motivos confusos. Alemania no fue invitada, castigada deportivamente por su derrota bélica y la caída de su régimen oprobioso, e Inglaterra se hizo presente por primera vez, siendo derrotada insólitamente por EE.UU.

El Mundial se preparó como una fiesta con el local como ganador irreversible. Estaban tan seguros de su triunfo que habían acuñado medallas con los nombres de los jugadores.

La campaña de Brasil fue contundente: 4 a 0 a México, empató 2 a 2 con Suiza, le ganó 2 a 0 a Yugoslavia. En la etapa definitiva le ganó 7 a 1 a Suecia que salió tercera, y 6 a 1 a España que salió cuarta. Así llegó al partido final con Uruguay.

Su adversario le ganó a Bolivia en primera ronda por 8 a 0. En segunda ronda superó con angustia a Suecia por 3 a 2 y empató con España sobre el final del partido en dos goles con un tanto de Obdulio Varela. Quedó así en la obligación de ganarle en la final a Brasil para consagrarse campeón.

El local con empatar conseguía su ansiado primer campeonato mundial. La mesa estaba servida. La fiesta preparada. El 16 de julio de 1950 sería un trámite. 

El tan ansiado día, el Maracaná vibraba con las 199.854 personas, casi 17.000 más que su capacidad teórica. Sólo admitían y esperaban un solo resultado. Los diarios prepararon los títulos antes de jugarse el partido, con el triunfo de Brasil.

En los vestuarios, uno de los dirigentes del fútbol uruguayo se acercó al centrodelantero Omar Miguez y le dijo que el objetivo era perder por la menor cantidad de goles posibles. Con eso se consideraban cumplidos.

Sin embargo en el centro de la chancha el capitán Obdulio Varela tenía otros planes. El "Negro Jefe", les dijo a sus compañeros  enfáticamente: "Los de afuera son de palo. Cumplidos sólo si somos campeones". Y entonaron su arenga de siempre: "Vayan pelando las chauchas/ aunque les cueste trabajo/ Donde juegan los celestes/ todo el mundo boca abajo.

Dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano, un apasionado de este deporte inigualable: "El fútbol es la única religión de verdad en un país ateo como el Uruguay". Este país pequeño es el que decretó la jornada de ocho horas de trabajo antes que en EE.UU. El primero en América Latina en tener ley de divorcio, separación de la Iglesia del Estado, educación pública gratuita y obligatoria y nacionalización de servicios públicos. El país era además un inmenso campo de deportes. Tal vez, ahí pueda encontrarse la explicación para que con escasísima población fuera campeón Olímpico en 1924 y 1928 y campeón mundial en 1930. Cuentan en Uruguay que cuando se le da una palmada a un recién nacido para que estalle en su primer llanto, el bebe responde llamativamente con un estruendoso grito de gol.

Los fotógrafos se concentraron sobre el equipo brasileño en su totalidad. Obdulio los chicaneó: "Vengan acá, que nosotros somos los campeones"

El primer tiempo terminó empatado en cero. Pero al empezar la etapa final, a los dos minutos, el puntero Friaca puso definitivamente a Brasil rumbo al campeonato. El Maracaná se estremeció. Escribió Osvaldo Soriano en su nota "El reposo del centrojás": "Entonces, todo Río de Janeiro fue una explosión de júbilo; los petardos y las luces de colores se encendieron de una sola vez. Obdulio un morocho tallado sobre piedra, fue hacia su arco vencido, levantó la pelota en silencio y la guardó entre el brazo derecho y el cuerpo. Los brasileños ardían de júbilo y pedían más goles. Ese modesto equipo uruguayo, aunque temible, era una buena presa para festejar un título mundial. Tal vez el único que supo comprender el dramatismo de ese instante, de computarlo fríamente, fue el gran Obdulio, capitán - y mucho más- de ese equipo jóven que empezaba a desesperarse. Y clavó sus ojos pardos, negros, brillantes, contra tanta luz, e irguió su torso cuadrado, sin una palabra para nadie y el mundo tuvo que esperarlo tres minutos para que llegara al medio de la cancha y espetara al juez diez palabras en incomprensible castellano. No tuvo oído para los brasileños que lo insultaban porque comprendían su maniobra genial. Obdulio enfriaba los ánimos, ponía distancia entre el gol y la reanudación para qué, desde entonces, el partido, el rival fueron otros. Hubo un intérprete, una estirada charla - algo tediosa – entre el juez y el morocho. El estadio estaba en silencio. Brasil ganaba uno a cero, pero por primera vez los jóvenes uruguayos comprendieron que el adversario era vulnerable. Cuando movieron la pelota, los orientales sabían que el gigante tenía miedo."

Y brotó la garra charrúa y a fuerza de fútbol y coraje, a los 21 minutos empató Schiaffino. Pero aún no era suficiente, el empate no servía y los celestes comandados por Obdulio siguieron yendo al frente. En medio del encuentro, el mediocampista brasileño Bigode cometió una sucesión de infracciones violentas contra el puntero uruguayo Gigghia. Obdulio reaccionó, y ante la pasividad del árbitro decidió hacer justicia por mano propia. Una patada impactó sobre el tobillo de Bigode. Mientras éste se retorcía de dolor en el piso, Varela se agachó y le dijo: "¿Vio? Voce empezó, ahora aguántesela si es macho.

Faltando nueve minutos Ghiggia puso justicia, marcando el segundo gol. Y fue el del triunfo nomás, porque así se fue el partido. El silencio cubrió al estadio y hasta a los relatores se quedaron mudos. "El mundo no podía creer que el coloso muriera en su propia casa, despojado de la gloria" escribió Soriano.

El presidente de la FIFA, Jules Rimet le entreguó, casi a escondidas, la Copa al capitán, estrechándole la mano, sin poderle decir una palabra. La muchedumbre se fue marchando lentamente.

Cuando termino el partido, el periodismo se disputó las declaraciones de Obdulio Varela. No se atribuyó ningún mérito especial. Ganamos por casualidad afirmó. Cuando quisieron sacarle fotos, se puso de espaldas. A la noche se vistió al estilo Bogart y salió a andar por los bares de Río de Janeiro. Se solidarizó con la angustia y el llanto de los brasileños y se abrazó con ellos en esa noche de dolor inenarrable. En su desconsuelo no reconocían a quién deportivamente habían sido su verdugo.

Los dirigentes uruguayos que rogaban no perder por goleada se quedaron con las medallas de oro y les entregaron a los jugadores unas de plata.

Obdulio Varela jugó el Mundial de Suiza de 1954 con 37 años. Nunca perdió un partido vistiendo la camiseta nacional. Luego se retiro del fútbol y murió en 1996, a los 78 años en su casa del Barrio La Española. Su compañera Catalina había muerto seis meses antes. Como un estigma que persigue a los hombres invencibles, no pudo sobreponerse al fallecimiento de su esposa.

JOSE FELICIANO AMA


José Feliciano Ama detenido
El 3 de enero del 32, los naturales de Izalco, Honduras, concurrieron a las urnas para depositar sus votos con fiesta en el alma, dispuestos a recuperar la autoridad perdida a partir de 1894, pero cometieron el error de votar en su mayoría al Partido Comunista. El entonces presidente, el general Maximiliano Hernández Martínez, no tuvo más remedio que manipular los sufragios a través de un fraude descarado e indignante. 

Para José Feliciano Ama, jefe indígena oriundo de Izalco, fue la gota que revalsó el vaso colmado de tantos años de humillación y de soberbia por parte de quienes los explotaban   inmisericordemente, dejándolos sin sus tierras, segregados y marginados en la indigencia, siendo los propios nativos del país. 

Junto a él estalló la sublevación popular. Como el volcán de Izalco que retumbó estremecientemente, los naturales nahuatl irrumpieron violentos al combate en la hora señalada, haciendo tambalear a la burguesía y al gobierno. Pero los machetes no pudieron con las ametralladoras que vinieron a poner las cosas en su lugar. Miles murieron, peones, obreros e indios.

Cuando Ama fue detenido, fue torturado cruelmente. Ya estaba moribundo cuando lo colgaron en las ramas de un olivo de la plaza pública, frente a la iglesia y a la escuela.

Allí quedó por un tiempo como señal de cobarde venganza y para escarmiento del pueblo, sobre todo de los niños que venían de todas partes para asistir a clases.
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