En la burbuja de hoy conoceremos la apasionante historia de Shoichi Yokoi, un soldado japonés que se mantuvo oculto en la selva nada menos que 28 años, creyendo que la guerra aún continuaba.
El 24 de enero de 1972, los habitantes de la isla de Guam, en el Pacífico Sur, descubrieron a nuestro héroe que ya contaba con 56 años, flaco, pero saludable, vestido con un uniforme realizado por él mismo con fibras vegetales. En primera instancia Shoichi, atacó a los intrusos, pero éstos lograron controlarlo y llevarlo a las autoridades. Allí fue puesto al tanto de la realidad.
Su historia recorrió el mundo y se convirtió en uno de los personajes más famosos de Japón. Cuando fue reclutado en el Ejército Imperial Japonés en 1941, Shoichi Yokoi fue preparado para ser sastre de las Fuerzas Armadas. Formaba parte de la 29 División de Infantería de Manchuria hasta que en 1943 llegó a Guam, con rango de Sargento.
El 21 de julio de 1944, en la batalla que siguió al desembarco de las tropas estadounidenses en Guam, la unidad de Shoichi Yokoi fue aniquilada. Sin embargo se las arregló para sobrevivir, y se dispuso a no rendirse y refugiarse en la Selva. A partir de allí su vida fue una aventura de novela. Shoichi se las ingenió para obtener todo lo necesario y tuvo una fuerza mental inhumana para mantenerse firme en la selva, esperando que el ejército japonés lo rescatara.
En un principio vivía junto con otros dos soldados en un agujero que cavaron en la tierra consolidado con paredes de bambú. Después de varios meses, y dado que la comida se estaba acabando, los otros dos soldados decidieron marcharse a otro lugar, aunque no perdieron el contacto entre ellos. Sin embargo, a los 8 años, los descubrió muertos, probablemente de hambre.
En septiembre de 1944 fue oficialmente dado por muerto.
En 1952, Shoichi Yokoi encontró casualmente unos folletos y periódicos en los que se podía leer que la guerra había terminado, pero pensó que era sólo propaganda de guerra estadounidense y permaneció estoico en su actitud de no rendirse y mantenerse fiel a lo que se le había enseñado: "Es mejor la muerte a la deshonra de ser capturado con vida".
Después de ser repatriado, Shoichi Yokoi se convirtió en un héroe nacional en su país. Cuando fue a visitar su pueblo natal su llegada fue televisada, y miles de japoneses le dieron la bienvenida alineados a lo largo de la carretera enarbolando banderas a su paso.
Nuestro personaje se casó varios meses después de su regreso, escribió un libro sobre sus experiencias en Guam, apareció regularmente en la televisión y en 1974 incluso se postuló para el Parlamento.
En 1981, su sueño se hizo realidad y se le concedió una audiencia con el emperador Hirohito. La reunión fue el honor más grande de su vida y declaró al emperador: "Su Majestad, he regresado a casa. Lamento profundamente que no haya podido servirle bien. El mundo ha cambiado, pero mi determinación de servirle a usted nunca cambiará ".
Shoichi Yokoi falleció de un ataque al corazón en 1997, a la edad de 82 años. Su historia puede resultar absurda, pero es también un paradigma de la supervivencia, de la lealtad y del coraje. Sus palabras reflejan su forma de pensar: "Seguí viviendo por el bien del emperador y el espíritu japonés".
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