«Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles».
Bertolt Brecht
En 1953 estalló la protesta obrera en la Alemania comunista.
La imposición de cuotas de producción más duras sin subidas salariales desencadenó el inicio de amplias protestas obreras en Berlín oriental. Pronto la agitación se extendió al resto de la RDA, adquiriendo cada vez más los rasgos de una protesta política, de las protestas laborales se pasó a la demanda de elecciones libres.
Las protestas pronto se hicieron más violentas adquiriendo una extensión y duración mucho mayor de lo que nadie esperaba. Los altos cargos del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania, el partido comunista de la RDA) y su líder Walter Ullbricht perdieron el control de la situación.
La reacción soviética no se hizo esperar. Los tanques se ocuparon de callarles la boca, abriendo fuego contra los manifestantes.
Los sucesos de 1953 hicieron que la nueva dirección soviética abandonara cualquier idea de reforma en las llamadas democracias populares. El mantenimiento en el liderazgo de la RDA de Walter Ullbricht mostraba que el Kremlin optaba por la línea dura.
Entonces el genial Bertolt Brecht propuso: ¿No sería más fácil que el gobierno disuelva al pueblo y elija otro?
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