Kevin Carter fue un fotógrafo sudáfricano. Curtido profesionalmente por los conflictos raciales ocurridos a finales de los ochenta y principios de los noventa en su Sudáfrica natal, había visto la muerte de cerca en muchas oportunidades.
Con la llegada de Mandela a la presidencia y la instauración de la democracia, Carter se trasladó a Sudán.
Allí está tomada su fotografía más famosa, donde puede verse a una niña moribunda, rendida por el hambre, siendo acechada por un buitre que espera impasible el amargo final. Durante 20 minutos, Carter estuvo tomando fotografías, y cuando terminó, recogió sus instrumentos y siguió su camino.
Allí está tomada su fotografía más famosa, donde puede verse a una niña moribunda, rendida por el hambre, siendo acechada por un buitre que espera impasible el amargo final. Durante 20 minutos, Carter estuvo tomando fotografías, y cuando terminó, recogió sus instrumentos y siguió su camino.
La foto recorrió el mundo y Carter obtuvo el premio Pulitzer por ella. Apesar de esto, el fotógrafo fue el blanco de duras críticas, si bien él explicó en su momento el trasfondo de la imagen, nadie lo escuchó y todos le cuestionaron por qué no había hecho nada para ayudar a la niña.
Finalmente, dos meses después de recibir el premio, Carter se suicidaría en Johannesburgo.
Después se comprobó que la foto estaba hábilmente tomada y la distancia que separaba al niño del ave rapaz era mucho mayor a la que parece, que el niño se encontraba asistido por la Organización Mundial de la Salud, y que no estaba desfalleciente como aparenta.
Después se comprobó que la foto estaba hábilmente tomada y la distancia que separaba al niño del ave rapaz era mucho mayor a la que parece, que el niño se encontraba asistido por la Organización Mundial de la Salud, y que no estaba desfalleciente como aparenta.
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