EL BUSTO DE NEFERTITI

“La heredera, en el Gran Palacio, adornada con dos plumas, la señora de la felicidad, cuya voz alegra al Rey, la esposa principal, su amada, la Señora de las dos Tierras, Nefertiti, que viva por siempre y para siempre…” Akhenaton


Hace casi 3.500 años, en el Antiguo Egipto el Faraón Amenofis IV, más tarde conocido como Akhenaton, se decidió a cambiar el rumbo de la historia autoproclamándose dios único y viviente, echando por tierra siglos y siglos de religión politeísta. El Dios Sol, Atón, el Señor de la Luz, en su aventura terrenal, estuvo acompañado por Nefertiti, su amada, su idolatrada, a pesar de no ser la única esposa, siempre fue la preferida. 

Prueba de ello son las palabras de Akhenaton registradas en una estela, y que citamos en el primer párrafo. Lo mismo que el bajorrelieve de piedra encontrado en Karnak, que presenta a Nefertiti  -y no a otra- rezando frente al Faraón, de quien se sospecha, dado los rasgos grotescos que presenta, como una oreja de gran tamaño, un rostro prominente y un cuello alargado, que sufría una enfermedad llamada Síndrome de Marfan, que se caracteriza por unas extremidades inusualmente largas.

Por otro lado, durante los primeros años, Nefertiti (cuyo significado es “la mujer hermosa ha llegado”) cambió su nombre al de Nefernereruatón (Atón está radiante por la llegada de Nefertiti).


Poco se sabe de la vida de Nefertiti. Su fama se debe al descubrimiento en el taller del escultor Tutmosis, de su busto de piedra caliza, expuesto ahora en el Museo de Berlín. En él presenta un cuello alargado y elegante que le dan realce. La ausencia del cristal originalmente incrustado en el ojo izquierdo, y un daño en el oído izquierdo son sus únicos defectos.
La ausencia de rastros de las momias de Akhenaton y de Nefertiti es uno de los misterios más atrayentes para los egiptólogos. De los registros observados, se deduce que murió 12 años después que su esposo y que fueron enterrados en distintos lugares. Se sospecha que fueron asesinados por sacerdotes de la antigua religión politeísta que no toleraron la reforma.

En 2003, la arqueóloga Joann Fletcher, encabezó una expedición del canal Discovery Channel que afirmó que la momia de Nefertiti pudo haber sido encontrada junto a otras en la tumba KV35 del Valle de los Reyes. Si bien las autoridades egipcias argumentaron que no eran pruebas suficientes, reclaman la pieza para exhibirla durante 3 meses en 2012, con motivo de la inauguración del nuevo Museo de Egipto, junto a la meseta de las Pirámides. Sin embargo el Parlamento alemán, en un alarde de “amor por la cultura”, no está dispuesto a ello, argumentando que fue obtenido legalmente, y por lo tanto, es propiedad de Alemania, cosa con la que por supuesto no están de acuerdo los egipcios.

Pero además del busto de Nefertiti, reclama entre otras piezas, la Piedra Rosseta, que permitió a Champollion descifrar los jeroglíficos, y el Zodíaco del Templo de Dandera. En esta misma situación se encuentra Grecia, que aún no ha conseguido la devolución de los mármoles del Partenón, exhibidos hoy en el Museo Británico. México reclama el Penacho de Moctezuma, que se encuentra en Austria. Turquía reclama El Tesoro de Príamo a Rusia. Nigeria y Guatemala reclaman a Berlín y Barcelona otras tantas piezas, y así la lista es interminable.

Volviendo a Nefertiti y para terminar, su vida y su muerte se mantienen envueltas en un halo de misterio, quizás sea eso lo que agiganta su  enigmática imagen, y le proporciona más magia y encanto a la más hermosa, la más amada por el Faraón por siempre y para siempre.

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