En la historia de las maratones hay dos atletas tristemente recordados por haber pasado la línea de meta en primera posición sin haber corrido los 42 kilómetros que la componen.
En la Maratón de Boston de 1980 la "atleta" hasta ese momento totalmente desconocida Rosie Ruiz, surgió de la nada en la última milla para ganar la carrera femenina.
Curiosamente, Ruiz no aparece en ninguna de las fotografías de los líderes tomadas a lo largo de la carrera. Finalizada la prueba, algunas de las participantes declararon que habían visto aparecer repentinamente a la supuesta ganadora durante la última media milla.
Ruiz terminó la maratón en un tiempo récord de 2:31, pero todo hizo sospechar a los jueces, que notaron que Ruiz no parecía estar fatigada y no estaba sudando al cruzar la línea final. Ruiz tampoco era capaz de recordar los detalles de su ruta.
También surgieron informes comprobando que Ruiz tenía antecedentes: había hecho trampa al terminar la Maratón de Nueva York sin aparecer en ninguno de los videos de la carrera. Un fotógrafo aseguró también haber hablado con ella en el metro. Se cree que Ruiz utilizó el metro para llegar a la línea final de la Maratón de Boston. Eventualmente sería descalificada de ambas carreras.
Hasta el día de hoy, Ruiz niega haber hecho trampa, y los oficiales no han probado su culpa en forma concluyente aún.
Ruiz recibió libertad condicional en 1982 por cometer robos y fraudes en la compañía en la que trabajaba, y fue luego arrestada durante 23 días por intentar vender cocaína a agentes de incógnito en Miami.
El segundo caso, más recientemente, fue en 1991 cuando se descalifico a el ganador del Maratón de Bruselas Abbes Tehami después de haber sido puesto de manifiesto que su entrenador había comenzado la carrera por él, y él sólo la había acabado. El entrenador corrió con bigote, él no.
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