VASSILI ZAITSEV, PUNTERIA BRUTAL


El francotirador fue la llave para acosar y desmoralizar el ataque de las fuerzas alemanas en la batalla de Stalingrado. Los francotiradores implicados se convirtieron en héroes soviéticos. En este contexto nos encontramos con nuestro personaje Vassili Zaitsev, a quien se le adjudican 400 muertos a lo largo de su performance en la guerra, 149 de ellos durante la mencionada batalla. 


Uno a uno caían los soldados alemanes víctimas de este joven que contaba con una técnica y una precisión inigualables, habilidad adquirida mientras cazaba ciervos en los bosques cercanos a Elininski, su hogar en las colinas de las montañas de Ural.



Pronto sus hazañas lo convirtieron en un héroe nacional, pero al mismo tiempo su fama trascendió las fronteras y también se convirtió en un ambicioso objetivo para los alemanes. Luego de numerosos e infructuosos intentos de localizarlo y acabar con él, la cuestión se convirtió en una obsesión.

Entonces los alemanos despacharon hacia Stalingrado desde Berlín a su mejor hombre en la materia, el Mayor Konig, con el expreso propósito de eliminar a los francotiradores soviéticos, principalmente a Vassili Zaitsev.

Pronto se originó un duelo de francotiradores novelesco. Durante varios días, ambos oponentes se movieron con sigilo con el fin de estudiar el terreno y tratar de encontrar al otro, hasta que König hizo su primer movimiento, asesinando a dos francotiradores rusos con sendos disparos en las cercanías de una fábrica. Por lo que Vasili decidió hacerle frente. El lugar elegido: la fábrica Octubre Rojo al pie de la colina de Mamáev Kurgán. Al sitio fue acompañado por su amigo y colega Nikolái Kulikov.

Allí se encontraba el alemán, que también se mantuvo oculto. Así estuvieron tres días con sus noches, esperando ambos con admirable paciencia que el otro cometiera un error y delatara su posición. Al cuarto día, Vasili y Nikolái creyeron saber dónde estaba y urdieron un plan para descubrirlo. Nikolái asomó un casco, el alemán disparó y aquél se arrojó al suelo gritando de dolor. König mordió el anzuelo y se asomó para contemplar a su víctima, hecho que aprovechó Vasili para asestarle un disparo en la cabeza que terminó con su vida.

La mira telescópica del rifle de su presa fue el mayor trofeo de Zaitsev, que todavía se exhibe en Moscú en el museo de las fuerzas armadas.

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