Así comenzaba el fallo judicial, fechado en 1519, en el caso del pueblo de Glurns (el Tirol suizo) contra los ratones:
"Los ratones tienen un plazo de dos semanas para abandonar las tierras de Glurns y Mais. Las ratas preñadas, con ratones en edad de lactancia y las viejas tendrán un plazo de cuatro semanas".
Una plaga de ratones estaban arrasando los cultivos del pueblo de Glurns y los campesinos ya no sabían qué hacer. Desesperados, decidieron recurrir a la justicia y denunciaron a los ratones. El juez del pueblo, justo y coherente donde los haya, admitió la denuncia a trámite, fijó el día del juicio para el 28 de octubre y, además, nombró un abogado defensor.
Lógicamente, se celebró el juicio en ausencia de los reos. Los ratones fueron acusados de destrozar las cosechas de los demandantes, se aportaron las pruebas, se escucharon los alegatos, de la acusación y del abogado defensor, y se leyó el veredicto.
No existen datos fehacientes acerca de cuántos ratones cumplieron la sentencia del juez.
Fuente: Historia de la Suiza y Tirol - Animal Trials – Marie Philippe Aimée de Golbery
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