A mediados del siglo XIX el uso del guano (excrementos de aves marinas) comenzó a utilizarse como fertilizante para enriquecer las “agotadas o pobres” tierras de cultivo de la vieja Europa.
Su “recolección” se hacía, casi en exclusiva, en las Islas Chincha (Perú). Esta zona del Pacífico está poblada de productores de guano (gaviotas, pelícanos…) que durante años se ha ido acumulando en la superficie insular (varios metros de espesor). Perú controlaba la producción e Inglaterra su comercio. EEUU se quedaba fuera del control directo del guano y, por tanto, tenía que importarlo de Inglaterra con unos costes muy elevados.
Lógicamente, las Islas Chincha no eran el único lugar de “recolección”, otras muchas islas del Pacífico también eran “potenciales productoras” del preciado fertilizante. En 1856, para reducir costes y no depender de la importación, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Guano Islands Act (Acta de Islas Guaneras), autorizando a ciudadanos de los Estados Unidos a tomar posesión de las islas con depósitos de guano:
"Cuando cualquier ciudadano de los Estados Unidos descubra un depósito de guano sobre cualquier isla, roca, o cayo, no dentro de la jurisdicción legal de cualquier otro gobierno, y no ocupada por ciudadanos de cualquier otro gobierno, y tome posesión pacíficamente, y ocupe, ya sea, isla, roca o cayo, puede, según la discreción del Presidente, ser considerado perteneciente a los Estados Unidos".
Más de 100 “depósitos de guano” fueron reclamados como americanas bajo esta ley (hoy en día, varias de ellas siguen bajo dominio americano).
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